Estamos finalizado la Semana Santa 2025, también llamada Semana Mayor, en la que conmemoramos la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Reflexionando sobre este relevante tema, es necesario recordar el juicio tan injusto a que Él fue sometido, donde a pesar de ser inocente lo sentenciaron a muerte.
Llevado Jesús ante Pilatos, gobernador romano de Judea y sabiendo que eran falsos los delitos que le atribuían al Redentor, trataba de liberarlo. Pero la muchedumbre azuzada por sus dirigentes le exigía a gritos a Pilatos que lo crucificara y en su lugar liberara a Barrabás, ladrón y asesino.
Una ancestral costumbre judía establecía que en la semana de pascua debía liberase a un reo.
Para calmar a la multitud enfurecida y evitar un motín, Pilatos prefirió hacer caso de los reclamos y gritos del populacho, que de su deber de impartir justicia. Entonces soltó al delincuente e hizo crucificar al que no tenía culpa alguna.
Este ejemplo tan triste y cruel se repite cuando los jueces son corruptos y el pueblo ignorante se deja manipular por sus dirigentes.
Recordemos muy bien este caso, especialmente ahora, cuando en México los jueces van a seleccionarse, no por su capacidad, integridad e imparcialidad; sino mediante el voto popular. Por la forma en que se han escogido los candidatos es probable que se hayan colado en la lista de aspirantes quienes no van a impartir justicia, sino a hacer negocios, traficar con influencias o a servir a quienes están en el poder y por eso éstos los impulsan y patrocinan. Así estarían comprando impunidad por adelantado.
Ojalá y esté yo equivocado, porque si las cosas no resultan como lo anuncia el partido dominante, al presentarnos como un acierto su ocurrencia de elegir a los jueces mediante el voto popular; cuando ni siquiera sabemos quiénes son los aspirantes; el sistema de impartición de justicia en México no mejorará sino que empeorará y seremos los ciudadanos quienes paguemos los platos rotos y las consecuencias de tales experimentos, ya que tal parece que la verdadera intención de los impulsores de esta modalidad, no mejorar la impartición de justicia, sino controlarla, destruyendo así los equilibrios tan necesarios en cualquier democracia para que ésta realmente funcione.
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.
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