No cabe duda de que cuando la información real se manipula, se hace creer a la ciudadanía que las cosas mejoran, aunque esté sucediendo lo contrario. Así se convence fácilmente a quienes no tienen la posibilidad de analizar la situación bajo otras perspectivas y otros datos.
Trataré de explicarme con un ejemplo sencillo. Algunos medios de comunicación afirman que el año próximo el producto interno bruto mexicano, será más grande que el de España y que nuestro país desplazará a la madre patria del lugar 15 en que se encuentra actualmente dentro de la economía mundial, al número 16.
Si vamos a producir más que España, ¿por qué en ese país se vive mejor que acá?
La respuesta es muy simple, porque teniendo nosotros un pastel que es casi del mismo tamaño que el español, tenemos que repartirlo entre 130 millones de mexicanos, mientras que el pastel español se tiene que distribuir entre sus 48 millones de habitantes, por lo tanto la rebanada que le toca a cada uno de ellos de casi el triple del tamaño de la que nos toca a los mexicanos.
Esta comparación tan sencilla no la hacen quienes nos endulzan el oído con fines políticos.
Para continuar poniendo las cosas en contexto, vale la pena mencionar que entre los años 1999 y 2003, en plena transición política y en pleno neoliberalismo, la economía mexicana ocupó el octavo lugar a nivel mundial y ahora estamos en el número 16. O sea que hemos descendido 8 escalones por las políticas desafortunadas que se han implementado en México.
Si todo sale bien, el año siguiente y de acuerdo con los datos que tiene el FMI podremos subir un peldaño, es decir, regresaremos al sitio No 15, pero esto será por cuestiones de tipo coyuntural y temporal. Si no se cambian de raíz las políticas públicas que se manejan en esta administración, los pronósticos indican que en el 2025 caeremos al lugar No 17, superado por Indonesia y otra vez por España, nación que tiene un presidente socialista, pero que a pesar de ello facilita la inversión e integra cada vez más a su país a la comunidad europea, lo que facilita su desarrollo económico.
Mientras tanto en México, nuestras autoridades ahuyentan la inversión desconociendo acuerdos comerciales e incumpliendo contratos firmados, lo que nos llevará a paneles de controversias y a litigios que seguramente terminaremos perdiendo.
Si queremos mejorar, hay que cambiar también el discurso polarizante donde se critica a los emprendedores un día sí y el otro también.
Para remontar esta situación, el gobierno de nuestro país debe establecer una política que fortalezca el estado de derecho, evite la confrontación, sume voluntades y no divida a los mexicanos.
Una política que tenga un esquema fiscal favorable a la inversión que genera empleos e impulse una estrategia apropiada que nos haga ser más competitivos y autosuficientes en materia energética. De lo contrario, si continuamos con ocurrencias, seguiremos dando tumbos cuesta abajo.
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.
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