Confinar a un perro en la azotea puede condenarlo a morir a causa del calor o el frío o que se lance desde la altura y se fracture, si no lo atropella antes algún automovilista distraído, alertó José González Martínez, presidente de la Asociación Veracruzana para la Conciencia Animal.
Dejó en claro que arrumbar al perro en la intemperie también lo condena a volverse huraño, agresivo, impulsivo y a morir por una caída o atropellado al escapar de ese abandono.
Recalcó que confinar a la mascota en la azotea o en el patio, sin cubrirlo del sol y de la lluvia, es delito.
Los casos de ejemplares que se encuentran en las azoteas son un tema de maltrato animal:
“Por eso vemos que los perros en azoteas tienden a generar descontrol al ladrar a todas las personas que pasan por ahí, porque carece del contacto humano”, explicó González Martínez.
Lamentó que personas que dicen querer mucho a su mascota la abandonen en el techo.
Resaltó que el maltrato animal hacia los perros de azotea y el condenarlos al sol quemante, al frío invernal y a los aguaceros es una crueldad de sus propietarios.
Advirtió que esas situaciones y la falta de contacto humano son factores que afectan a los perros, y los llevan a la muerte.
“Los perros se deprimen al no tener el contacto humano, necesitan el vínculo con el humano.
“El perro no es violento, lo hacen violento con el maltrato que le dan”, subrayó González Martínez.
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