Lanzarse al mar en pos de una moneda puede terminar con más de 300 pesos en la bolsa en un día de mucho turismo, pero también con una fractura de cráneo que podría ser letal.
Los sacamonedas que apuestan la vida cada día en el Malecón de Veracruz están conscientes de ese riesgo que podría no tener marcha atrás si la suerte no está de su lado y si resbalan hasta que su cabeza se impacte contra la orilla.
Pero las cosas no tienen que ser así, a menos que el intrépido buscador de monedas se descuide, explica Fredy Ariel, joven buscador de monedas en el fondo del mar jarocho.
Tiene 27 años de edad, pero comenzó a integrarse poco a poco a partir de los 14 aproximadamente, y admite que cada día es un jugarse la vida.
No alude a palabras como la ‘adrenalina’ ni a lo ‘excitante’ que es el peligro, y sólo llega cada día, se reúne con otros sacamonedas y se juega la vida.
Suelen tomar como punto de lanzamiento la estatua del migrante español colocada en el Malecón.
No recomienda a otros jóvenes dedicarse a hurgar en la profundidad del mar, y lo deja a la determinación de cada quién.
“Yo comencé a andar aquí desde como los 14 años. Hay sus riesgos: luego nos tiramos y no le calculamos y como la profundidad no es mucha, son 5 a 6 metros, hay veces que le llegamos al fondo.
“Mire, me he lastimado, me he pegado, en el tiempo que llevo aquí, en varias ocasiones me he lastimado, me he golpeado, me han quedado cicatrices”, recuerda Fredy Ariel.
Admite que varios buscadores de monedas en el lecho marino han sufrido accidentes.
“Sí, hay un compañero que se aventaba de ahí, de la estatua, y una vez se resbaló, como es puro mosaico, y se lastimó con el borde este, se abrió toda la boca así. Es uno de tantos casos”, señala Fredy Ariel.
Afirma que no sacan tanto dinero como para volverse ricos, pero de repente no les va tan mal.
“Para nosotros los días buenos son sábados y domingos, que hay un poco más de ambiente, más gente, y las temporadas vacacionales. Pero ya en días normales, entre semana gracias a Dios sale para la papa, para la pura comida.
Su balance es que enfrentar cada día al peligro no es tan malo y de repente puede dar buenas sorpresas.
Lo menos que puede llevarse en un día malo contra lo más que puede acopiar en un día bueno, no lo califica de malo.
“Muy pelado, unos 150 pesos en un día malo. En un día muy bueno no aumenta mucho pero sí sale para llevar a casa.
“No aumenta mucho, pero en sábado y domingo y en temporadas vacacionales crece entre 300 y hasta 400 pesos”, afirma Freddy.
Sin embargo no recomendaría a nadie seguir esa actividad porque se juegan la vida cada día.
“No, la verdad, no; más si tiene la posibilidad de hacer algo. Me ha pasado que tienen la preparación y tienen estudios, aun así aquí están y aquí les gusta pegarse”, expresa Fredy Ariel, antes de alistarse para su próximo clavado frente a los buques cargueros anclados en los muelles del puerto de Veracruz, frente a la Macroplaza del Malecón.
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