Mis chamacos, fíjense que iba caminando por el lujoso fraccionamiento Costa de Oro, cuando me llegó un peste de aquellos, que hasta parecía que era yo, pero no lo era, yo sí me baño.
Resulta que sobre el bulevar Ruiz Cortines y la avenida Juan Pablo II, en dicho fraccionamiento, hay una enorme fuga de aguas negras que ya abarca ambas vialidades, eso sin contar el mal olor que ya llega a ciento de kilómetros antes de llegar al sitio.
La situación se agrava porque los automóviles y los camiones de transporte urbano pasan sobre los charcos formados haciendo una salpicadera de agua nada saludable, mojando a los que esperan su camión, pues es una zona de parada de autobuses.
Lo que se pide es que vayan a desazolvar el área, la cual es una alcantarilla que ya rebasó su límite y está expulsando el agua por doquier.
Cómo ven, hasta en las mejores familias, y en este caso, hasta en los mejores fraccionamientos sucede, nadie se salva de los caños tapados.
Yo me despido de esta ocasión, me iré a dar un baño porque se me pego el mal olor de esas aguas, pero seguiré informando de cualquier situación que genere malestar a la ciudadanía.
Ustedes también sigan enviándome sus quejas, que yo como fiel chismoso las escucharé a detalle. Chao!.
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