Conocida mundialmente como un lugar de sanación, la Parroquia de San Miguel Arcángel Puente Jula celebra todos los viernes del año las misas de sanación, sin embargo, este primer viernes de marzo, esas celebraciones toman gran relevancia, pues acude gente de toda la República Mexicana, incluso de otras partes del mundo en busca de salud, paz y hasta de ser rescatados de las fuerzas del mal, a través de un exorcismo, algo que, para el Padre Francisco Javier Ugalde Álvarez, titular de esta parroquia se resume en enseñar y evangelizar, esa es su tarea principal.
“Lo que hace la iglesia es evangelizar, Puente Jula surgió con el ministerio del padre Casto Arturo Simón Arcos, muy conocido. Él empezó a celebrar la misa del primer viernes de marzo, en contraste a todos los rituales que hay en la zona”, indicó.
Explicó que, desde entonces, todos los viernes desde hace 50 años, en promedio, se realizan las misas de sanación, sin excepción.
“Empiezan con el rosario a las 5 de la tarde, pero el primer viernes de marzo, que es el día en que empezó la celebración en Puente Jula, es como si celebraran un aniversario de Puente Jula, de hecho, viene muchísima gente que viene pidiendo, una vez más, que le libren de las brujerías y hechicerías y de todo el satanismo que se hace en este día, primer viernes de marzo, fecha que tiene su historia culturalmente hablando”, explicó.
Manifestó que la celebración del primer viernes de marzo es todo el día, incluso hay gente que llega desde un día antes.
“Desde las 11 de la mañana empezamos a hacer un ambiente de oración de canto, a exponer al Santísimo, tener como una hora santa, dar temas de evangelización a lo largo de estas horas, dar tiempo para comer, mucha gente viene incluso sin comer o desayunar, vienen de todas partes de la república y hasta del extranjero”, expuso.
Finalmente viene la misa de sanación, solemne y después de la misa hacen una oración general por las personas que vienen dañadas o enfermas y piden por la conversión de quienes practican la brujería, el satanismo o como le quieran llamar, entre otras peticiones.
Manifestó que cuando una persona llega por primera vez a la parroquia para ser exorcizada, les dan la orientación poco a poco.
“Se atiende a nivel personal y siempre en lo discreto, completamente, porque es de ética y muchas cosas son del sigilo sacramental de confesión, en privado”, subrayó.
Explicó que el proceso para llegar al exorcismo es un camino largo, que requiere de varios pasos.
“Primero lo tiene que ver el médico, un psicólogo, que nos den suficientes opiniones, es un intercambio o una interconsulta, diría yo, entre lo espiritual y lo médico, las ciencias de la salud. No podemos decir sal de aquí demonio y resulta que no es demonio, lo que tiene es una deficiencia cerebral o un desorden patológico, esquizofrenia, angustias o un desajuste emocional, en fin, no puede uno decir a la ligera que es un demonio”, dijo.
Agregó que no es que llegue un fiel y le diga: “padre, récele y hágale exorcismo porque creo que tiene un demonio, ve, oye y siente cosas extrañas”.
Señaló que primero hay que analizar el caso muy bien y documentar médicamente no solo su salud, sino también la vida que lleva, su nivel cultural, su vida espiritual, entre otros.
“Una persona que tiene deficiencias y un cerebro mal oxigenado pues también va a tener visiones, se le altera la imaginación y cuando la imaginación se altera, entonces se le llama fantasía, crea el fantasma y la imaginación es la facultad que nos da el sentido del futuro, la memoria el sentido del pasado, pero igual, cuando la memoria se va alterando, o te deja ideas fijas o imágenes fijas que te pueden provocar que las proyectes y estás viendo al muerto y estás oyendo esto y lo otro, pero en realidad es una alteración de la memoria”, expresó.
“En un momento dado nosotros encontramos que si yo voy a ver a un enfermo o viene una persona enferma, yo, en un ejercicio de caridad y de atención, porque así lo pide Jesucristo, le hago oración o le impongo las manos y de repente tiene un desdoblamiento de personalidad y tiene fuerzas descomunales, incluso entiende griego, latín u otros idiomas, entonces eso ya no es normal”, compartió.
Reiteró que es un acto de misericordia atender a una persona que viene sufriendo, a veces hasta por años, día y noche.
“Hay que tener compasión de esa persona, hacerle oración, ponerle los sacramentos, la unción de los enfermos, evangelizarla, darle una medicina de práctica de rosario, misa, confesión frecuente, obras de caridad, reparar daños, darle los caminos medicinales, este es un acto de misericordia, si crece o no crece la fe, claro que es importante, pero en definitiva es algo muy personal”, dijo.
“Entonces oramos por esa persona, que se confiese que renuncie a sus pecados, que se ordene a la familia, porque a veces quien sufre esas cosas es el alma más inocente de la familia, hagan de cuenta que es el pararrayos, la maldad iba para el padre, la madre o las otras personas de la familia y quien tiene pararrayos es la persona buena, porque es la que le estorba al demonio, hay que quitar primero a la persona buena de la familia para poder ganarse a toda la familia”, agregó.
Explicó que cuando hay toda una infestación de grupo, por eso hay exorcismos también de grupos, de lugares, de animales, de personas o de ciudades, se hacen los exorcismos y es una autoridad que le corresponde solo, como autoridad apostólica, que en este caso es el papa o a los obispos, pero los obispos en cada lugar delegan esa autoridad a que alguien las atienda.
“Hoy le llamamos oración de sanación interior, sanación de liberación o exorcismos menores o mayores es un esquema muy complejo de lo que implica este servicio o este ministerio, sin embargo, lo más importante no es el ministerio, que es como un auxiliar de los sacramentos que son 7, si no está bautizado, si no está confirmado, si no ha hecho su primera comunión, si no está evangelizado, si no asiste a misa, si no ha comulgado, si no vive con un matrimonio cristiano, en fin” dijo.
Subrayó que los sacramentos son lo más importante, pues los ministerios son auxiliares de los sacramentos.
“Pero mucha gente va más por los sacramentales, incluso que, por el sacramento, porque no están decididos al cambio de vida, a la renuncia de su mala vida, a recoger sus maldiciones, que a veces la maldición tiene más poder que un hechizo, que una magia negra o que un vudú, tiene más fuerza maldecir a una persona y entregarla al demonio. Confesarse, bautizarse, comulgar, poner su vida en orden sacramental eso es más importante”, aseveró.
Manifestó que, en la confesión, el 99.9% es de liberación ante cualquier espíritu inmundo que pueda tener una persona.
“Este es el sacramento de la reconciliación o de la confesión, y tiene más importancia confesarse que hacerle 20 exorcismos a la persona, porque incluso hay demonios que no salen por exorcismos, hay demonios que salen con el ayuno y la oración”, concluyó.
Fotos: Wenceslao Fuentes | IMAGEN DE VERACRUZ
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