Pescadores veracruzanos dejaron su vida en el mar en espera de una indemnización que nunca llegó por parte de autoridades portuarias, y los de hoy se ven en ese espejo y no quieren el mismo destino.
Mauro Delfín Reyes, con 50 años de edad y casi la mitad de ellos dedicado a la pesca, reclama indemnización del gobierno federal pues se dice afectado por las recientes acciones en la zona portuaria, en cuyas inmediaciones solía trabajar hasta hace poco.
Empezó como pescador a los 24 años de edad y ya tiene 50, es decir que ya lleva 26 años laborando en el mar.
En todo ese tiempo, incluso cuando era Apiver, no recuerda alguna situación parecida a la actual ni choques entre autoridad y trabajadores del mar.
“Nunca. Hacían sus chequeos de rutina Conapesca, Capitanía, Parque Arrecifal con sus patrullas, haciendo sus recorridos, me interceptaban, enseñaba yo el permiso que siempre me ha amparado y no había problema, me dejaban ejercer mis labores de pesca. Ahorita no sé por qué me dicen que ese permiso no me sirve”, afirma”, Delfín Reyes.
Ahora no puede trabajar porque sus lanchas están retenidas desde hace días, una grande y una pequeña, además de sus redes y anzuelos.
Y por si fuera poco, tiene una familia numerosa.
“Tengo 8 hijos y van a llegar los nietos. Yo pago renta, luz y agua. Salimos con la pesca, pero ahorita no tenemos de dónde pescar...
Yo, desde que cerraron no pesco: al no dejarnos ingresar a nuestras embarcaciones nos están reteniendo nuestra propiedad”, sostiene Mauro Delfín.
Sí logró algunos ahorros, pero ya están acabándose y como todos los pescadores, tiene que incursionar en diversos oficios.
“Le hacemos de albañil, de electricista, de pintor; algunos se van igual con algún líder que les ofrece algún empleo temporal y cosas así, pero yo no tengo ningún otro ingreso de trabajo.
Con la pesca me iba bien y hacía unos ahorritos como para ahorita, si no hubiera yo tenido..”, expresó.
Mauro Delfín quiere que los indemnicen a todos los que pescaban por la zona norte, para que ese recurso les sea útil en vida, pues familiares suyos se fueron sin recibir justicia.
“Mi tío Raúl Sosa, mi tío Joaquín Sosa, eran mis tíos; ellos murieron esperando una posible indemnización, como ni tío Joaquín y mi tío Raúl. Ellos me decían ‘hijo’, yo desde la edad de 11 años llegué a pescar a la zona norte”, concluye el pescador.
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