Miguel Ángel González Cruz tiene 9 años de edad y hace año y medio tocó la campana en el Hospital Infantil de Veracruz, donde sigue en la etapa de revisiones tras haber llevado un tratamiento contra la leucemia linfoblástica aguda que le fue diagnosticada cuando tenía casi 5 años.
Lograr esta primer meta fue un proceso difícil, admitió Imelda González Cruz mamá de Miguel Ángel, además de enfrentar la enfermedad de su único hijo, padecieron la falta de medicamentos lo que los llevó a tener que realizar viajes de 7 u 8 horas para llegar desde el norte del estado hasta el puerto de Veracruz.
“Fue un reto la verdad bastante grande. Antes del diagnóstico trabajaba y llevábamos una vida de abuelita, abuelito, niño y yo; en mis ratos de trabajar mis padres me ayudaban a cuidarlo pero cuando se diagnostica todo cambia. Yo desde ese momento dejé de trabajar”, comentó.
Al no contar con seguridad social, Imelda siempre llevó a su hijo al Centro de Salud, donde refiere aparentemente todo iba bien en la salud de Miguel Ángel. Aunque había síntomas que a ella le causaban extrañeza como sudor excesivo, por lo que la presentar otros como caída de esmalte decidió acudir a un particular.
“En el caso de él fueron muchos síntomas al principio que eran de alarma, pero en su momento no fueron detectados a tiempo, yo a él siempre lo llevé a control de niño sano y en el Centro de Salud siempre me decían que estaba bien, yo hacía preguntas que porqué el niño sudaba mucho y me decía el doctor ‘suda porque tiene mucha actividad física, suda porque es un niño muy hiperactivo’.
“Siempre había una pregunta y siempre había una respuesta, pero esa inquietud siempre estuvo, después yo lo llevé porque me percaté que al niño se le estaban cayendo pedazos de esmalte de los dientes, con un doctor general, igual me topé con la misma respuesta de que era normal, que posiblemente era gingivitis”, comentó.
Tras terminar el tratamiento para gingivitis y por una ligera anemia detectada por exploración, regresaron a consulta con un médico general, ahora Miguel Ángel presentaba inflamación en los ganglios y fiebre, una parotiditis -comúnmente llamadas paperas- fue la respuesta del médico, sin embargo, tras pedirle que checara cómo iba la ligera anemia, está ya había avanzado.
“Al revisarlo me dijo ‘señora usted le dio el medicamento como yo se lo indiqué’, le dije si, y me dice ‘pero es que la anemia avanzó’. Sin estudios y nada me dice que ya avanzó”, recordó.
La orden de unos estudios de laboratorio y la valoración de un pediatra, le dieron el diagnostico que no esperaba escuchar, leucemia.
“Al momento que me dicen esto mi panorama de todo cambió, porque yo ya había escuchado hablar de la enfermedad y normalmente todos lo asociamos de que un cáncer pocos niños sobreviven a él y te pasa un mundo de ideas por tu cabeza y comencé a llorar, fue mi modo de sacar el dolor”, relató.
Imelda vive en la comunidad Buenavista, municipio de Tantima, al norte del estado de Veracruz, buscar atención médica especializada para su hijo fue una travesía al no haber en su municipio hospital y solo contar con seguro popular.
“Anduvimos un caminar bastante largo, empezamos en la ciudad de Naranjos, después a Tampico, de ahí nos mandaron a México, fue el hospital Federico Gómez el primero que lo recibió, en la Ciudad de México, allá lo internaron, lo estabilizaron, se confirmó nuevamente el diagnóstico y comenzaron los estudios y el medicamento.
“Posteriormente nos mandaron aquí a la ciudad de Veracruz ya con medicamento, con diagnóstico y con estudios, pero me comentaban que iba a ser un proceso muy difícil, desgastante tanto para mí que yo no tenía un apoyo familiar y por eso aquí mismo en Veracruz me daban el traslado a Poza Rica, para que yo me acercara un poco más a mi familia... Llegué al hospital de Poza Rica, ahí en esa parte si hubo unas quimios que se saltaron y eso fue poco a poco deteriorando la salud del niño y fue donde yo comencé a insistir que yo quería el cambio a Veracruz”, señaló.
Aunque de su comunidad a Poza Rica el tiempo de traslado es de 2 a 3 horas, Imelda prefirió tener que hacer traslados de 7 a 8 horas, tiempo en el que llega al puerto de Veracruz, con tal de que su hijo recibiera una mejor atención en el Hospital Infantil de Veracruz.
“Desde mi comunidad hasta aquí son alrededor de 7, 8 horas de viaje. Vamos trasbordando, por ejemplo, de mi casa salgo en un colectivo, llego a la ciudad de Naranjos y me traslado como no hay a veces directo, tengo que trasbordar de Naranjos a Tuxpan, y de Tuxpan a Veracruz”, detalló.
Enfrentar la enfermedad de su hijo, notar cómo su salud no presentaba avances cuando este no se aplicaba y tener que salir a las calles para exigirlo, fue difícil para Imelda.
Afirmó que no solo en el hospital de Poza Rica se topó con la falta de medicamentos, ya en el puerto también le tocó vivir esta situación, antes de conocer la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) su familia aportaba para comprar el medicamento faltante, además de enviarle para comer y otros gastos.
“Es difícil porque no lo hay, y si lo había era un costo elevado y a veces ya no lo había aquí; acudir a AMANC y decirle necesito este medicamento, no lo tengo y muchas veces así estuvimos hasta que tomó alguien la iniciativa y dijo, vamos a hacer una marcha (...) Lo que fueron manifestaciones y marchas siempre salimos, tantoo yo como mi hijo también hubo marchas en que él estuvo ahí; los días que estuvimos fuera del hospital también él estuvo ahí”, comentó.
Imelda comparte que al principio del tratamiento fue difícil, fueron varios ingresos al hospital por infección en el estómago, en la garganta, por gripa, por estar bajo de plaquetas, reacciones a la quimio.
Sin embargo, Miguel Ángel siempre ha luchado, se mostró optimista desde el principio y decía todo lo que quería ser de grande, bombero, policía, doctor, marino eso lo motivaba así como armar rompecabezas, legos, ver tele y andar en bicicleta.
“Era motivación hacia él y hacia mí, porque también él se aferraba”, externó.
Tras varios años de tratamiento, hospitalizaciones hasta de un mes y ocho días, la más larga, recuerda; el 20 de agosto de 2022 Miguel Ángel tocó la campana en el Hospital Infantil de Veracruz.
“Una alegría muy grande porque él siempre me decía cuando veía la campana ‘yo la quiero tocar’, y le decía no puedes, tenemos que luchar por esa campana y lo vamos a lograr. Y cuando se tocó la campana fe una experiencia muy bonita, fue un logro que fue unidos tanto toda la familia, doctores, enfermeras, químicos y todos, todo el apoyo que tuvimos”, dijo.
Después de tocar la campana lo que sigue para Miguel Ángel son revisiones y estudios médicos, el primer año fue cita cada mes, actualmente se encuentra en el segundo ciclo, que son citas cada dos meses, así durante 5 años, de acuerdo con lo informado por su médico.
“Nosotros esperamos que ese tiempo transcurra tan rápido y al finalizar los 5 años sea una respuesta que, tanto como él, yo y toda la familia la anhela, salir ya totalmente sano”, expresó.
Este 15 de febrero se conmemora el Día Internacional Contra el Cáncer Infantil, y en México el cáncer infantil es la primera causa de muerte por enfermedad en niños de 5 a 14 años y la sexta en niños menores de cinco. Representa casi 70% de la carga total de cáncer en estos grupos de edad, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Salud Pública.
Comparado con las enfermedades neoplásicas en adultos, el cáncer en la infancia y adolescencia representa una proporción baja de todos los cánceres, 5%.
“La leucemia linfoblástica aguda es el cáncer más común en niños y adolescentes mexicanos y las estimaciones de supervivencia global a cinco años varían entre 40 y 60%. Además, la leucemia es la causa de 1.24% de los años vividos con discapacidad en niños y niñas de 5-14 años.[sic]”, indica el Instituto.
Dentro de lo que han vivido, Imelda agradece que ha conocido a mucha gente y su familia se ha ampliado, cada pequeño que conocen en el hospital es como un sobrino, y cada mamá como una hermana, tía; a los menores les pide tener fe y confiar que si lograran superar el cáncer.
“A los niños que, si se puede, pedirle mucho a Dios todos los días, que nos de mucha fe, mucha fortaleza, porque juntos tanto como familia, como niños y todos, si se puede, y cada vez seamos más los que luchemos y lo logremos”, dijo.
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