El Centro Histórico de Veracruz posee lugares que aún conservan la nomenclatura original de sus calles. Sin embargo, aunque varias arterias han cambiado de nombre, algunos quedan grabados en la memoria de los ciudadanos, tal es el caso del callejón Sebastián Holtzinger.
Pero mucha gente aún le sigue ubicando como el callejón "Líbranos Señor", producto de una serie de leyendas que terminaron por darle dicha identidad. Al menos se conocen tres versiones populares, dadas a conocer por los habitantes más longevos del primer cuadro de la ciudad porteña.
La primera de ellas, y más breve, cuenta que a medio callejón vivía un extraño monje del que se desconoce nombre y origen. Al recibir a una dama al interior de su domicilio, inexplicablemente ambos desaparecen, haciendo correr el rumor que el callejón estaba, de alguna manera, "embrujado".
En segundo lugar, se cuenta el hallazgo que una pareja experimentó, cargando un bulto de lo que, creyeron, era un bebé. Al momento de cargarlo, el "pequeño" expuso sus largos dientes y se desvaneció en el aire, despidiendo un olor similar al azufre.
Sin embargo, una de las más populares tiene como protagonista a Luis Vázquez de Guzmán, un proclamado "casanova" de origen español que arribó a Veracruz a finales del siglo XVIII. Su búsqueda consistía en divertirse, yendo de bar en bar, jugando y bebiendo en compañía de la gente que frecuentaba estos sitios.
No obstante, en aquella época, los comercios de esta naturaleza cerraban sus puertas muy temprano, acto que motivaba a Luis Vázquez a seguir buscando entretenimiento hasta altas horas de la noche, siendo apenas alumbrado por los faroles de aceite que se encontraban colocados en las calles.
"En aquel tiempo, la avenida Cinco de Mayo se llamaba 'la avenida de las damas', y fue precisamente en ese lugar, alrededor de las 11:00 de la noche, que Luis Vázquez de Guzmán ve caminando la silueta de una mujer, que recorría la avenida en sentido de sur a norte, y no dudó en intentar cortejarla, haciéndole halagos mientras le seguía por el agradable aroma del perfume que ella portaba.
"Al ver que la dama cruza las calles y la nota parada en medio del callejón, de manera sigilosa se aproxima hacia ella y de inmediato nota que ese aroma dulce que siguió, se convirtió en un olor putrefacto y penetrante. Estando junto a ella, incrédulo por lo que estaba percibiendo, se atreve a quitar el velo que cubría el rostro de la mujer y vio que era una 'calavera', era 'la muerte'", contó Ricardo Cañas Montalvo, encargado del Museo de la Ciudad "Coronel Manuel Gutiérrez Zamora".
Posteriormente, Luis Vázquez de Guzmán huyó asustado y fue visto por el vigilante nocturno que circulaba en las calles, conocidos antes como "serenos", quien rápidamente acude para auxiliarle mientras escuchaba la vivencia del español quien, en cuestión de minutos, murió por el terror que invadió su cuerpo.
Al día siguiente, el Cura vicario de la ciudad de Veracruz, al escuchar múltiples historias similares a la de Luis Vázquez a través de sus fieles, decidió tomar acción para evitar que este tipo de desgracias siguieran reproduciéndose de manera constante en la ciudad.
"Por ello, al otro día, el callejón se bendijo y se decidió colocar una placa que enunciaba: 'Líbranos Señor, de todo mal'. Esta fue la manera que los ciudadanos encontraron para 'hacerle frente' a esa extraña dama que, cada vez que era vista y seguida por algún veracruzano, era sinónimo de malas noticias", agregó Cañas Montalvo.
Actualmente, se comparten historias del callejón Holtzinger, aunque su veracidad sea "medida" por quienes la cuentan. Pues aunque algunos han sido testigos de malas experiencias bajo los efectos del alcohol, otros lo han vivido plenamente sobrios en la noche, sin "beberla" ni temerla.
Fotos: Iván López.
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