El Centro Histórico de Veracruz luce sin orden y en total abandono, aparte de los edificios con evidente deterioro, con puertas y ventanas tapadas con blocks o ladrillos para evitar que entren en su interior y sus cornisas casi colgando, las pintas en sus paredes hacen parecer al corazón de la ciudad en un pueblo fantasma.
En la avenida Ignacio Zaragoza una mujer espera el autobús, lleva dos mochilas y se aferra a ellas, voltea hacia los dos lados con preocupación, pues a pesar de ser las 11 de la mañana de sábado, curiosamente no hay un alma en esa calle.
En los últimos meses el Centro de la ciudad de Veracruz se ha convertido en el espacio ideal de grafiteros, quienes a altas horas de la noche o madrugada “asaltan” con sus aerosoles las paredes de casas, edificios y negocios para plasmar frases o garabatos, que más bien son como marcas territoriales.
El negocio de don Carlos ha sido grafiteado tres veces en este año, en las dos primeras invirtió para que rasparan y volvieran a pintar pero en esta última ya no, las ventas no han levantado y le ha sido difícil hacerse de unos pesos de más.
“Ojalá que el Ayuntamiento te pagara lo que gasta uno en quitar los grafitis porque esto ocurre porque no hay vigilancia y las calles de aquí están todas oscuras”, se quejó.
No es el único negocio afectado por las bandas de los aerosoles, en las calles y avenidas principales del Centro de Veracruz se observan muchísimas cortinas de metal y hasta aparadores de vidrio con los garabatos escurriendo pintura.
En la avenida Independencia, en la zona más comercial del Centro Histórico de Veracruz, llama la atención el anuncio que mandó a escribir el dueño de uno de los negocios: AMIGOS GRAFITEROS, YO RESPETO TU ARTE! POR FAVOR RESPETEN MI BARDA, el rótulo se lee en dos bardas, sin embargo en una de ellas los grafiteros respondieron con sendos rayones y frases, donde destaca el símbolo de anarquismo.
Los grafitis en los edificios históricos, casas, negocios y hasta escuelas de Veracruz aumentan la percepción de inseguridad no solo en los veracruzanos sino en el turismo que visita el puerto, y que regresa a su lugar de origen y manda un mensaje negativo.
Si se parte en que toda expresión es considerada arte, el grafiti lo es, sin embargo se vuelve ilegal si profana o destruye la propiedad pública y privada.
“El grafiti podría categorizarse como vandalismo cuando es un parche al azar en cualquier pared vieja y sin significado”, dice un académico.
El Código Penal del Estado de Veracruz lo califica como un delito:
“A quien, sin importar el material ni los instrumentos utilizados, pinte, tiña, grabe o imprima palabras, dibujos, símbolos, manchas o figuras a un bien mueble o inmueble, sin consentimiento de quien pueda darlo conforme a la ley, se le impondrán de tres meses a ocho años de prisión”, dice el Artículo 228 Bis.
Asimismo establece que se fijará una “multa hasta de 300 días de salario y trabajo en favor de la comunidad y de la víctima u ofendido”.
No todo es mancha y garabato, hay puntos en Veracruz donde también se observan figuras estilizadas de rostros y cuerpos humanos trazados con lápices de colores o granito.
Se trata de otra forma de expresión, más sutil y delicado, el artista callejero parece buscar sus lienzos entre paredes grotescas para suavizar el entorno.
Uno de ellos se encuentra a metros del Palacio Municipal de Veracruz, en donde el artista plasma el rostro de una mujer y su cabello se entrelaza con las raíces de los árboles que han nacido en la pared de lo que antes era una cantina, una bella postal.
Uno de los artistas urbanos que se ha propuesto cambiar la imagen de Veracruz es Miguel Ángel Rodríguez Marín, quien ha realizado más de 60 murales de diferentes tamaños bajo la firma de El Poderozo.
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