Es importante fomentar la actividad comercial en el Centro Histórico de Veracruz porque el despoblamiento lo convierte en espacio para la indigencia y uso indebido de sitios, sobre todo los callejones y plazuelas como dormitorios y baños públicos de personas en situación de calle, aseveró Emilio Cantarell Villegas, habitante del centro histórico de Veracruz.
En entrevista llamó a las autoridades a permitir que los inmuebles en desuso se reactiven y se ocupen con fines habitacionales o comerciales, según sea el caso, para que el primer cuadro de la ciudad no sea un cementerio, sino un espacio vivo, productivo y generador de empleos y desarrollo económico.
Como integrante de una de las 5 familias de inquilinos que aún quedan en el edificio Astur, se pronunció por no frenar la apertura de un café y restaurante en la planta baja.
"Una, va a ser fuente de empleos. Dos, al estar abierto esto, siempre va a haber vigilancia aquí y no va a estar tan descuidado.
"Yo, viviendo aquí arriba desde hace 6: años, siempre en la noche era un nido de delincuentes, siempre estaban fumando droga; aparte que los indigentes siempre lo agarraban como su casa, haciendo sus necesidades fisiológicas, el mal olor subía", explicó Cantarell Villegas.
Dijo que si hay vida comercial y de entretenimiento, el centro histórico deja de estar solitario y peligroso, vuelve a tener actividad y de algún modo, la vigilancia o al menos disminuye la sensación de soledad, abandono y de vulnerabilidad a la delincuencia.
"Yo veo con mucho gusto que esto esté limpio, que ya se abra, porque al abrirlo va a haber luz, va a haber vigilancia y las condiciones tan feas en que estaba van a cambiar", señaló Cantarell Villegas.
En su caso, dijo que cuando su hija llega por las noches, él baja a esperarla en la entrada principal porque después de las 9:00 cierran los pocos comercios que quedan y aunque haya alumbrado público, las calles solitarias son un peligro, sobre todo para las mujeres.
"Si está oscuro esto y mucha gente llega a fumar droga, se propicia ese ambiente de inseguridad (...), falta más vigilancia y que la Policía eche sus rondines, porque muchas veces yo he llamado a las autoridades y llegan tarde", subrayó.
Lamentó la promiscuidad que se genera por las noches en los callejones con inmuebles deshabitados y oscuros, porque cualquiera se esconde en ellos y puede atacar a los caminantes nocturnos, aunque no sean altas horas de la noche ni de madrugada.
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