Tras varios años de haber sido exhibidas en el Baluarte de Santiago en el municipio de Veracruz las denominadas Joyas del Pescador, reliquias que son importantes para la cultura veracruzana, estas serán trasladadas a otro lugar para que las personas puedan contemplarlas, tras estar cerrado al público el museo.
Cabe mencionar que la historia de las Joyas del Pescador comenzó en 1975, cuando Raúl Hurtado, un pescador quien se lanzó al mar de Veracruz y en busca de pulpos, hizo el descubrimiento más significativo de su vida, se trataba de un tesoro azteca escondido en el fondo del mar.
A lo largo de los años, esta valiosa colección ha sido trasladada a diferentes ubicaciones; sin embargo, todo apunta a que ahora ha encontrado un lugar estable para permanecer durante varios años.
Es importante señalar que actualmente las Joyas del Pescador están en exhibición en Veracruz, bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Gobierno de Veracruz.
Mientras buscaba lugares ideales para la pesca de pulpo, Raúl Hurtado llegó a la desembocadura del río Medio, unos 20 kilómetros al norte de Veracruz. En sus primeras inmersiones notó que en una cavidad de coral algo brillaba.
Al volver a sumergirse, descubrió que se trataba de piezas de oro, parte del cargamento de un antiguo naufragio colonial. Con el tiempo, Hurtado regresó para extraer más piezas, las cuales guardó en secreto hasta que la necesidad económica lo llevó a venderlas.
Un joyero local adquirió algunas de estas piezas, ofreciendo precios considerables para el modesto ingreso del pescador. Pronto, Hurtado se vio con dinero que nunca había tenido, y lo gastó rápidamente en celebraciones y lujos, algo inusual para su entorno. El joyero, por su parte, fundió algunas piezas para hacer anillos de graduación.
Sin embargo, se tiene que recordar que la policía de Veracruz investigaba un robo en una joyería, y el inesperado derroche del pescador levantó sospechas. Al indagar, las autoridades encontraron en su posesión un lote de piezas de oro, aunque de estilo muy diferente a las joyas robadas.
Las piezas fueron examinadas por expertos de la Universidad Veracruzana y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quienes confirmaron que se trataban de objetos arqueológicos.
Tras varios interrogatorios, tanto al pescador como al joyero, se recuperaron 64 piezas que en conjunto pesan más de siete kilos de oro y que hoy son conocidas como "Las Joyas del Pescador".
Después de varios años en exhibición en el Museo del Baluarte de Santiago, las "Joyas del Pescador" fueron trasladadas a la fortaleza de San Juan de Ulúa, en el puerto de Veracruz, para que el público pudiera apreciarlas.
Actualmente, la sala que resguarda esta colección se encuentra cerrada temporalmente al público debido a labores de mantenimiento. Se espera que las instalaciones reabran a finales de noviembre para recibir nuevamente a los visitantes.
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