A raíz del suceso ocurrido la noche del miércoles 14 de diciembre, donde un sujeto amenazó a diversos espectadores al interior de una sala del Cinépolis ubicado en Plaza Las Américas, con un arma fabricada de manera casera, denominada coloquialmente como "hechiza", la ciudadanía cuestionó la vulnerabilidad de la seguridad en las plazas comerciales.
En específico, sus dudas fueron orientadas hacia la posible identificación, del ahora detenido, como riesgo potencial para los asistentes del centro comercial, labor que, indican, deben realizar los elementos encargados del orden público al interior de la plaza. Sin embargo, expertos en el tema señalan que es una tarea más compleja de concretar.
"Los ataques y tiroteos individuales, son aquellos que han sido planificados y ejecutados por una sola persona. Hay una amplia variedad de modus operandi y de causas para llevar a cabo un ataque de este tipo, siendo difícil establecer perfiles muy ajustados. No obstante, se puede hablar de algunos patrones comunes que pueden ayudar a identificarlos y, sobre todo, prevenirlos.
"Uno de los primeros aspectos, es que, el atacante en cuestión, suele hablar de sus 'planes' con alguien cercano antes de llevar a cabo los ataques o, en su defecto, tiroteos. De alguna manera, 'advierten' con antelación de lo que están planeando, ya sea con alguien de su entorno, por redes sociales o a través de un comunicado, publicación o escrito. Es como en el caso de ataques en colegios. Los confidentes suelen ser personas de la misma edad, por lo cual ocurren dos vertientes: no se lo cuentan a ningún adulto o, en caso de hacerlo, no son tomados en serio", compartió José Roberto López Carballo, Técnico en Urgencias Médicas del CONEM.
Asimismo, añadió que los atacantes suelen planificar a conciencia sus actos, hasta el punto de realizar "simulacros" o representaciones de lo que tienen planeado llevar a cabo. De manera meticulosa, construyen un plan estructurado donde incluso contemplan las medidas que deberán tomar luego de perpetrar los hechos, entre ellas destacan: enfrentarse a la policía, emprender una huída, cometer suicidio o, como último "recurso", entregarse a las autoridades sin oponer resistencia.
"Por ende, este tipo de ataques no suelen ser actos impulsivos, sino comportamientos que se han discernido durante un período de tiempo concreto. Por lo regular, los atacantes suelen tener un acceso fácil a las armas que utilizan, al igual que los materiales que usan en su construcción.
"De la misma manera, suelen sentir un interés previo por conocer las mejores formas de perpetrar los hechos que planean, viendo ataques similares al que tiene en mente, así como las armas más 'adecuadas' para actuar, digamos, de manera más efectiva", agregó.
Con ello, el Consejo Organizacional de Empresas Mexicanas argumenta la dificultad que existe para establecer un perfil sobre estos atacantes a "primera vista" o por medio de una "revisión de bolsillos", dada la variedad y diferenciación contextual individual.
Al respecto, el CONEM aclaró que una persona con algunos de los rasgos de "lobo solitario" no tiene por qué terminar cometiendo un ataque, hipótesis promovida a través dicho prejuicio; al mismo tiempo, las personas que cometen ataques individuales, deberían reflejar algunos de los rasgos descritos o, en su defecto, haber presentado alguno de los indicadores mencionados anteriormente para ser considerado como peligroso para la sociedad.
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