A unos días de que expire el año 2023, en la Central de Autobuses de Veracruz aún no se observan aglomeraciones ni filas interminables y mucho menos tumultos en la parte exterior sobre la avenida Salvador Díaz Mirón.
Al paso de los días se verá crecer la afluencia de personas que viajarán a su tierra y las que regresan a Veracruz, como sucede cada fin de año.
Por ahora se puede ver un movimiento fluido, sin las multitudes de siempre, incluso mayores que las de la Navidad, según explican comerciantes de los alrededores, quienes no aceptan ser entrevistados.
Calculan que desde la mañana del viernes se verán las colas y la desesperación de quienes pretenden ir a destinos como la Ciudad de México, Puebla, Poza Rica, Orizaba, Córdoba, Xalapa y Coatzacoalcos, entre otros, y no adquirieron boletos con anticipación.
Es lo mismo de todas las vacaciones, pero más las de fin de año, cuando todos quieren estar con la familia pero no se previenen, señala un bolero ambulante.
"Todo lo dejan para última hora y luego andan con su corre corre", dijo el hombre, son detenerse.
La central de autobuses aún no está repleta de pasajeros, pero quienes trabajan en sus alrededores y conocen bien sus tiempos coinciden en que desde el 29 empieza el caos humano para viajar dentro y fuera del estado de Veracruz.
En tanto, los taxistas del exterior ofrecen corridas sobre todo a Xalapa, sin mucho éxito.
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