La escuadra que se forma entre las avenidas Nicolás Bravo y Juan Soto ha sido objeto de señalamientos por las deformidades que ostenta desde hace varios años, aspecto que han soportado los comerciantes del mercado Unidad Veracruzana, mientras esperan que la ayuda llegue a sus calles.
Por medio de escombros y adoquines, los comerciantes han logrado formar rellenos a los baches y diversas oquedades que se encuentran esparcidos a lo largo de Bravo, arteria por la cual acceden transeúntes y conductores al interior de dicho mercado.
Al ser una de las calles más estrechas de la zona, ambos sectores deben encontrar la manera de compartir los carriles bajo el mismo objetivo: evitar ser salpicados por el agua empozada que se aloja en las imperfecciones.
Las lluvias se hicieron presentes recientemente, dejando al descubierto los desperfectos que deben ser neutralizados por la autoridad municipal porteña, dependencia que no ha logrado acudir al llamado de los ciudadanos.
"Por culpa de estos hoyos, la clientela sale corriendo. El mantenimiento de la calle (Bravo) se ha pedido por mucho tiempo, pero el municipio nos 'bateó'. A veces uno está más concentrado en las personas que pasan caminando en la avenida, que del local en sí", dijo una de las locatarias afectadas.
Desde las 5:00 de la mañana, los comerciantes refuerzan su estómago con los empozamientos que se combinan con aguas residuales, afectando la productividad y la salud de los vendedores, quienes incluso llegan a cerrar sus negocios a media noche.
Los visitantes deben ajustarse a los señalamientos que han colocado los comerciantes, librando su paso de los charcos y fracturas que permanecen antes de llegar a la esquina con Juan Soto, al igual que los motociclistas y conductores particulares, con la esperanza de no dañar sus respectivas unidades.
A pesar de ello, la afluencia se mantiene viva en el mercado Unidad Veracruzana, desde donde es emitido este mensaje que dirigen los comerciantes al Ayuntamiento porteño. Su llegada al mercado significará un alivio para los jarochos que buscan evitar accidentes (por los baches) y enfermedades (por los charcos acumulados). ¡A chambear!
Foto: El Justiciero.
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