Las veces que hago mi “cacería” de camiones en mal estado, es cuando más me desespero, ya que nunca se sabe cuándo te subirás a la ruta que contenga el mayor número de desperfectos en su interior. Tal y como me ocurrió recientemente en las calles porteñas.
En esta ocasión, logré capturar los asientos peligrosos y en malas condiciones en los que se viaja a bordo del camión de la ruta Bajadas-Centro, con el número económico 608 y el encuentro fue desalentador, así que esto es un atento llamado a la flota competente de Transporte Público.
La antepenúltima fila de asientos es la señalada y de ambos lados del pasillo, siendo en primer lugar el relleno suelto que portan los lugares en la parte posterior, evidencia tan clara por contrastar totalmente con el color de las vestiduras que, dicho sea de paso, tienen más costras de mugre que la ingle de un maratonista.
Asimismo, junto a estos asientos, se perciben las manchas de líquidos que se han quedado “pegados” a las láminas del camión, creando una especie de melaza percudida que, además de emanar un aroma extraño, dejan manchado también el pasillo y los propios cristales.
Por dichos motivos, se extiende el llamado para las autoridades correspondientes, así como para ustedes, jarochos, para que estén alertas y tengan cuidado cuando vayan a tomar asiento en su respectivo camión.
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