Bernardo Torres lleva visitando a su madre desde 1988 al Panteón jardín de Veracruz, sin dejar pasar un 1 de noviembre.
Originarios de la Ciudad de México, llegaron a Veracruz, siendo Bernardo muy pequeño, se instalaron para quedarse a vivir en el Puerto Jarocho, lugar que adoptaron como ciudad originaria.
Durante estos 55 años visitando la tumba de su madre, Bernardo Torres señala que en momentos la ha encontrado dañada, y sin las flores que le deja en cada visita.
Aseguró que hace un tiempo intentaron sacar los restos de su madre para poder ocupar el espacio.
"La estaban rompiendo para ver si nadie la visitaba y botarla para volver a vender. Tuve que cementar todo otra vez".
A sus 86 años, Bernardo ha notado que la tradición de visitar a los familiares difuntos cada vez se va deteriorando, al grado de abandonar las tumbas por varios años.
Indicó que los nietos de su madre no la visitan desde hace mucho tiempo, ya que para ellos no es de suma importancia está tradición.
"Está en decadencia la tradición porque dicen que el que muere ya no existe. Hay nietos de mi mamá que nunca han venido, ni saben dónde está su tumba".
Bernardo Torres mencionó que además de visitar la tumba de su madre cada 1 de noviembre (ya que es el día que menos gente hay), a lo largo del año también la visita, pues mientras pueda, no quiere dejarla abandonada.
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