El Asilo COGRA, ubicado en la colonia Miguel Hidalgo en la ciudad de Veracruz, sufrió inundación y requiere acciones para evitar que los casi 70 abuelos que lo habitan se vean perjudicados en lo que resta de la temporada de lluvias y huracanes, expresó su directora, María Teresa Mendoza Grajales.
Informó que esa tarde y noche se les hizo eterna porque el ingreso del agua en la planta baja tomó a todos por sorpresa y literalmente corrieron para poner a salvo a los varones, que son quienes están en la planta baja.
“Se nos metió el agua porque la calle donde está el asilo está de bajada, son 2 bajadas: la de Cultura, que baja ahí, y la de Murillo baja de lleno ahí en la mera esquina y es muchísima agua la que se nos mete.
“Eso fue el día que llovió tan fuerte, que era una tormenta, pero gracias a Dios estaban a salvo los abuelos y todo pasó rápido, pero sí estábamos preocupados porque si no, hay que subir a los varones, que están en la planta baja, pero gracias a Dios todo se pudo resolver’, subrayó Mendoza Grajales.
De ahí su demanda de obras hidráulicas sencillas pero que resuelvan el problema y eviten riesgos sobre todo para un sector tan vulnerable como el de los adultos mayores.
“Urge que pongan un colector pluvial ahí en la mera esquina de Cultura y Murillo; de hecho, la otra vez estaba pensando en levantar firmas para que nos pongan uno, pero también nos dimos cuenta de que baja mucha piedra, balaostre y se taparía”, explicó la directora del Asilo COGRA.
Añadió que en el problema hay corresponsabilidad de los vecinos porque nunca barren el frente de su casa y tiene en sus banquetas los cúmulos de hojarasca, basura, piedras y todo lo imaginable.
“Yo digo, la gente que es medio dejada, que no limpia su patio ni el frente. Eso está mal, por eso se tapa todo eso; a veces que vengo a casa y veo todo eso en la zona me dan ganas de ponerme a barrer, porque es mucha basura, sobre todo ahí por la vía se acumula mucha basura y hasta lodo y piedras.
“Entonces sí es un problema de conciencia, de barrer y levantar la basura. Pero la gente a veces es desidiosa, la verdad”, lamentó la directora.
Dijo que en ese asilo viven 64 personas cuyos familiares dejaron abandonadas como si fueran un estorbo, y una vez que las dejan rara vez o ninguna regresan a visitarlas o para ver qué necesitan.
De hecho, después del aguacero del martes 9 de julio ninguna persona llamó para preguntar cómo estaba su familiar, señaló la directora del COGRA.
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