Mis brothers jarochos de corazón, fíjense que ya no sé si reír o llorar o a últimas, que me valga un cacahuate, pero que nadie se asuste cuando este bache hambriento se trague a un niño y hasta a un motociclista distraído.
Está en la calle Esteban Morales entre Hidalgo y Bravo, del lado de Hidalgo, casi en la esquina con Hidalgo, frente a una farmacia.
Y conste que no es nuevo, ya tiene varios meses ahí. Al principio era pequeño y hasta inofensivo, pero al paso del tiempo, sobre todo por las lluvias de la temporada, el bache creció y se convirtió en un socavón, es decir que no es un simple agujerito, sino una oquedad subterránea que como en las películas gringas, crece y crece y amenaza con devorar lo tenga arriba, en la parte exterior de la calle.
¿Se imaginan mis cuates chidos?
Seguramente no saldrá un monstruo subterráneo desde las profundidades del averno a sembrar el pánico colectivo.
Lo que sí pasará es que algún automovilista distraído, que venga bien jarra, hasta las chanclas de briago, se tropiece con el ‘cráter’, que no bache, y se vaya hacia la profundidad, como en Viaje al Centro de la Tierra, de Julio Verne. Y qué necesidad?, preguntaría el azteca Juanga.
Pos ninguna, mis cuais, ninguna. Así que por favor, ya corrijan ese vacío, pero desde la base y no sólo por arriba, porque el monstruo de las profundidades amenaza con salir del inframundo y apoderarse de Veracruz.
¿Suena chido, verdad?
Pero caer adentro del bache no tendrá nada de chido.
Así que por favor, ya cierren ese agujero!!!!
Mis hermanos veracruzanos, diviértanse como Dios manda, y esquiven los baches.
Se despide su amigo El Justiciero.
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