Las manchas de sangre en el interior de la vivienda 1639 de la colonia Centro de Veracruz, las cintas policiales amarillas y un pequeño altar de flores y velas colocado por vecinos y amigos, demarcan el lugar donde Teresa Emilia R. F. y su esposo Miguel G. H. fueron agredidos a cuchilladas el pasado lunes.
Juan Carlos “N” de 27 años de edad bajo los aparentes influjos de la droga, fue detenido como el presunto responsable de haberle arrebatado la vida a la señora y haberle provocado las heridas a su esposo que lo mantienen en coma en el Hospital Regional de Alta Especialidad, en Veracruz.
“Yo lo vi que se cayó por unas bolsas de basura y me gritó ‘¡AYÚDAME!’, pero así muy agresivo, yo lo sentí cerca, me metí rápido a mi casa pero no me dio tiempo de cerrar el portón y le digo ‘Mamá ahí viene un loco’, jalé a mí mamá ya tiene 90 años, estaba sentada en la sala.
“Yo me asomo por mi ventana pero ya no lo vi y dije ‘¿tan pronto dobló?’ No pensé que ya se había ido a meter a la casa de Doña Tere, yo creí que se había metido a la imprenta porque está loco y pues ahí hay hombres, pero ya cuando me di cuenta ya estaba con ellos”, señaló una vecina de forma anónima quien segundos antes del ataque se lo encontró.
Los vecinos señalan que la pareja de adultos mayores siempre han sido queridos por todos en el barrio, donde son ampliamente reconocidos por su puesto de tacos de carnitas en el que trabajaban hasta altas horas de la noche.
“Una pareja muy amable, muy bondadosos, eran caritativos, ayudaban a la gente indigente y que no tenían qué comer, les preguntaba si ya habían comido que ella les ofrecía un taco porque no los quería ver que anduvieran sin comer.
“Lo que la traicionó fue la confianza de dejar las puertas abiertas de su casa porque nunca había pasado esto, pero como ella ya había estado al frente de un grupo de Compartamos este tipo pensó que a lo mejor había dinero adentro, pero es una pareja muy noble”, señaló el taxista Bernardo, quien es su amigo, cliente y vecino.
Fue un mecánico conocido como “Don Coca” quien notó la presencia del agresor y trató de impedir que escapara, pero tras recibir un golpe solo pudo cerrar el portón, en tanto el sujeto echó a correr y fue detenido metros más adelante en un callejón donde quiso esconderse.
Relató que por las noches cuando abrían el puesto de tacos de carnitas, se sentaban con ellos a platicar y a cenar algo, pues desde hacía ya aproximadamente 10 años, la pareja sacaba de ahí su sustento.
Dijo que ellos tienen su forma de llevarse entre ellos, tenían un sentido del humor muy característico y solían hablarse pesado, pero con el resto de la gente siempre fueron muy amables, bondadosos y respetuosos.
“Acababa de ir a la iglesia el domingo, vino muy contenta, acababa de aceptar a Cristo en su Corazón, sabemos que los cristianos, cuando aceptan la palabra, dice su nombre, queda escrito en el libro de la vida eterna por haber creído.
“Ella hace tiempo ya tenía conocimiento, pero después ya no y ahorita ya había regresado, me dijo que ya iba a congregar de nuevo, porque ella tiene mucha familia cristiana, su sobrino es el pastor donde vamos a estar al rato.
“Es triste que haya acabado así, porque su hija ya se la iba a llevar con ella a Ciudad del Carmen en Campeche, allá tienen una casa y ella era originaria de allá”, señaló la vecina quien trataba de mantener encendidas las veladoras que eran apagadas a cada momento por el frente frío número 47.
La casa que ahora luce completamente lúgubre entre las pertenencias tiradas y la sangre de las víctimas derramada en el piso y las paredes, son crueles testigos de la tragedia que ocurrió ayer lunes.
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