Así es el sorprendente lugar de Veracruz que parece Marruecos

Al norte del puerto de Veracruz se esconde un sitio donde la arena parece interminable y las dunas semejan postales de otro continente. No, no es un desierto de Marruecos, pero casi: es la Playa de Chachalacas, en el municipio de Úrsulo Galván que tiene una arena similar.

Hay quienes llegan buscando el mar, otros se detienen por el paisaje... pero todos, sin excepción, quedan sorprendidos por las enormes dunas de arena que rodean este destino veracruzano. Subirlas, deslizarlas, cruzarlas en cuatrimoto o simplemente admirarlas al atardecer, es parte de la experiencia.

Quienes han visitado la zona durante temporadas altas saben que puede estar tan llena que no cabe ni un alfiler, literalmente. El ambiente es 100 % familiar, con juegos en la arena, paseos guiados en razer, y personas que pescan o descansan sobre la barra. Los vendedores locales también están presentes, ofreciendo de todo: desde cocos fríos hasta trajes de baño.

¿Cómo llegar a Chachalacas desde Veracruz?

La buena noticia es que está cerca, y tienes más de una forma de llegar:

Si viajas en coche propio:

• Ruta rápida: Carretera Veracruz–Cardel. Tiempo estimado: 57 minutos. Hay una caseta que cobra $63 pesos.
• Ruta alternativa: Por la carretera Costera del Golfo (México 180). El trayecto es un poco más largo, con una duración de aproximadamente 1 hora y 6 minutos.

Si prefieres transporte público:

• Autobuses ADO: Desde la central de Veracruz hasta Cardel. Costo: $108 pesos.
• Autobuses AU: Mismo destino, con tarifa que varía entre $88 y $92 pesos.
• Una vez en Cardel, puedes tomar un taxi colectivo que te deja en la playa.

Las dunas de Playa Chachalacas.

Actividades en Playa de Chachalacas

A diferencia de otras playas más conocidas del estado, Chachalacas tiene el plus de combinar mar y dunas, lo cual permite experiencias que no se consiguen en cualquier costa. Algunas actividades populares son:

• Recorridos en cuatrimoto o razer sobre las dunas.
• Nadar en el mar, ideal para toda la familia.
• Pescar o caminar por la barra, en calma.
• Degustar gastronomía local, desde elotes hasta platillos con mariscos frescos.
• Compras improvisadas, entre inflables, botanas o recuerdos.