México tiene historias de heroísmo, que exaltan el amor incondicional, el deseo de salvar a otros, y esas son cosas que distinguieron a María Fernanda, una mujer de 26 años, que prefirió ser la víctima de un tiburón si con ello conseguía salvar a su hijo en una playa de Jalisco.
Los hechos se dieron el pasado fin de semana en las playas de Melaque en el estado de Jalisco, el municipio de Cihuatlán, estaba dirigiéndose hacia un inflable a 20 metros de la playa, su pequeño iba frente a ella.
Cuando se percató de que había un tiburón en la zona, su primer impulso fue tomar a su pequeño para ponerlo a salvo, quedándose ella merced del escualo, quien, al verla a ella, la definió como su única víctima.
El tiburón la mordió en repetidas ocasiones, pero fue en la pierna cerca de la cadera, donde clavó sus dientes y se llevó un trozo tan grande que el sangrado fue abundante provocando que, pese a que, personas en el área, lograron sacarla del mar, ella perdiera la vida en el sitio.
Hoy, se ha dado a conocer que, el animal que le quitó la vida a María Fernanda, es el escualo conocido como, tiburón toro, esto al revisar las marcas de los dientes, algo que sorprende a muchos, pues si bien es conocido que hay diferentes tipos de peces como estos, la realidad es que poco se aproximan a donde se encuentran personas.
En la zona, consideran que la forma del inflable al que se dirigía el hijo de María Fernanda, visto desde abajo por el animal, fue algo que llamó su atención, posiblemente porque lo confundió con otro animal.
Con 26 años, María Fernanda Martínez Jiménez nació el 24 de mayo de 1997 en Guadalajara, era estudiante de la Universidad de Guadalajara, donde cursaba una licenciatura de Biología Marina en el Centro Universitario de la Costa del Sur de la Universidad.
La misma institución educativa se pronunció por estos hechos, donde lamentó el fallecimiento de María Fernanda.
Su familia cercana, así como otros alegados y amigos, colocaron un altar en la playa donde María hizo el sacrificio máximo a fin de salvarle la vida, a quien, sin dudas, y lo probó con acciones, era lo más importante para ella, su hijo de 5 años.
Hoy, en la sociedad mexicana lamenta el caso de María Fernanda, a la par de reconocer que, fue una autentica heroína, pero más importante aún, una madre con amor genuino por su pequeño, al grade de ofrecer su vida por él.
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