El Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” de la Secretaría de Salud advirtió sobre las consecuencias para una persona con ansiedad si no la controla.
La ansiedad es una respuesta común del organismo ante situaciones de preocupación, miedo o presión; no obstante, cuando es constante puede convertirse en trastorno y requerir tratamiento psiquiátrico especializado.
Precisaron que es común la falsa creencia de que los fármacos utilizados como tratamiento causan dependencia y por eso las personas no acuden a solicitar atención con especialistas en psiquiatría.
En la actualidad, los medicamentos psiquiátricos no causan adicción; contrario a esto, cuentan con un amplio perfil de seguridad, están dirigidos a quitar los síntomas e incrementar los niveles de serotonina que permiten reaccionar de mejor manera a situaciones de ansiedad y controlar las emociones.
Los tipos de ansiedad más comunes son la generalizada, que se produce por múltiples preocupaciones; social, por miedo a ser evaluado negativamente por la sociedad, y por separación.
Los problemas gastrointestinales pueden estar asociados con ansiedad, debido a que el sistema gástrico contiene neuronas que producen serotonina y al alterarse se producen síntomas como inflamación, flatulencias y estreñimiento, entre otros, que disminuyen conforme se controla el trastorno con medicamentos.
La Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) añadió que datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que, en México 19.3 por ciento de la población adulta padece síntomas severos de ansiedad y más de 30 por ciento los presenta de forma leve o moderada.
El trastorno de ansiedad se debe a una alteración de los neurotransmisores encargados de modular las emociones y la respuesta al estrés, de ahí que se desarrolle ante la exposición frecuente a la preocupación o miedo excesivos.
Los síntomas del trastorno de ansiedad son: taquicardia, mareos, adormecimiento de manos, tensión muscular, sudoración, opresión en el pecho, cambios de temperatura del cuerpo, así como problemas para dormir y respirar.
Cuando el trastorno inicia, los síntomas son leves o moderados, pero pueden evolucionar a severos; esto trae como consecuencia disminución de la calidad de vida, el desarrollo de otros trastornos de salud mental, mayor riesgo de consumo de sustancias psicoactivas, autolesiones y pensamientos suicidas, e incluso puede ser incapacitante.
Además de tratamiento farmacológico y atención psicológica, es posible controlar una crisis de ansiedad a través de ejercicios de respiración, tensión y distensión muscular, o actividad física; esto permite desenfocar la atención de los síntomas o pensamientos que la están provocando y disminuir los síntomas asociados.
Los especialistas coincidieron en que la salud mental debe cuidarse desde la infancia, a través de estilos de vida saludables, tales como el sueño reparador, alimentación saludable, hidratación, evitar el uso excesivo de la tecnología y actividades físicas y recreativas.
El núcleo familiar y el acompañamiento a través de la escucha son fundamentales para superar cualquier trastorno de salud mental, ya que pueden ayudar al paciente a identificar las situaciones que le generan síntomas y ofrecer apoyo.
Esta labor debe aplicarse también con las niñas y los niños para que desde la infancia identifiquen sus emociones y pensamientos y aprendan a manejarlos de manera efectiva, promoviendo el cuidado de su salud mental.
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