Este 2023, pobladores del municipio de Yauhquemehcan, en Tlaxcala, se dieron a la tarea de elaborar un plan para proteger el antiguo oficio de fundir campanas, por la historia que se tiene en México desde que se formó la nueva España hasta la actualidad.
En el pueblo el Rosario Ocotoxco, del municipio de Yauhquemehcan, ubicado a media hora de la capital del estado, viven los últimos artesanos fundidores de campanas, un oficio que nació en 1525, pero que actualmente está en peligro de desaparecer, confirmó el investigador del proyecto Archivo de la Palabra, Moisés Neftalí Nava Rodríguez.
Por lo anterior, 2023 fue crucial para los artesanos fundidores de campanas: en esfuerzo colaborativo con la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través del proyecto Rutas y sendas de seguimiento a las declaratorias y planes de salvaguardia del patrimonio cultural, que desarrolla el Centro INAH Tlaxcala, y el proyecto Archivo de la Palabra, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), concretaron su interés en rescatar el proceso de elaboración de campanas con un plan de salvaguardia.
“Las campanas son un elemento común en la vida cotidiana y religiosa de los pueblos, ya que a través de ellas se da aviso de celebraciones religiosas, como bodas, bautizos, comuniones, confirmaciones. También, han servido como alarma para comunicar catástrofes y problemas que afectan a una comunidad. Las campanas son primordiales en las iglesias pues, según los religiosos que llegaron a evangelizar el Nuevo Mundo, mediante ellas se podía escuchar la voz de Dios llamando a su pueblo a misa”, dijo Nava Rodríguez
El documento, elaborado tras un largo periodo de trabajo de campo por parte del equipo de investigación, impulsado por el director del Centro INAH Tlaxcala, José Vicente de la Rosa Herrera, se enmarca en el compromiso adquirido por México ante la Convención de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI), de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco) que, este año, celebró su 20 aniversario, y al cual está adherido nuestro país desde 2003.
Fiscales de la comunidad de Atlihuetzía, donde se encuentra el primer horno de fundición y, por ende, la primera campana hecha en la Nueva España, así como de San Dionicio Yauhquemehcan, además de la Asociación Civil Don Joaquín Alexo de Meabe, mostraron su interés al INAH por rescatar esta tradición, coadyuvando al trabajo de documentación y facilitar el acceso a los archivos históricos y memoria de quienes han resguardado este conocimiento.
“Las campanas son el centro de la comunidad, son la voz del pueblo que alegra o entristece; su sonido acompaña prácticamente gran parte de los días”, expresó en su momento la representante del grupo Don Joaquín Alexo de Meabe AC, Juana Isabel Cabrera García.
El acervo sobre la fundición de campanas, el cual reconoce a Yauhquemehcan como lugar de origen de la primera campana fundida a inicios de la evangelización, en el siglo XVI, y como productor importante a nivel nacional e internacional, ya cuenta con un plan de salvaguardia. Un logro que refuerza el sentido de comunidad y la identidad propia de una población hecha de bronce.
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