El embarazo en adolescentes podría llevar a diferentes males que pongan en riesgo la salud tanto de la madre como del infante por lo que es necesario alertar sobre los riesgos.
El coordinador de Medicina del Adolescente del Instituto Nacional de Perinatología “Dr. Isidro Espinosa de los Reyes” (INPer), Alejandro Rosas Balan, alertó sobre la necesidad de aumentar la difusión de información, con el propósito de avanzar en la materia.
Asimismo, cuando el embarazo se da entre los 10 y 19 años también puede haber complicaciones en el feto y en la madre. Como ejemplo, la gestación a los 15 años aumenta siete veces el riesgo de alteraciones graves como la gastrosquisis, que consiste en la aparición de un orificio en el abdomen del feto, por donde salen los órganos todavía en desarrollo. La corrección de este problema requiere una intervención quirúrgica inmediatamente posterior al nacimiento.
Otra de las patologías es la preeclampsia, que consiste en el aumento de la presión arterial, por lo general después de las 20 semanas de gestación, y puede afectar órganos y sistemas como el hígado, el riñón y la coagulación, comprometiendo la continuidad del embarazo en casos severos.
El parto prematuro es una condición adicional que se puede presentar cuando se trata de un embarazo adolescente, debido a que entre los 10 y 19 años existe inmadurez de los órganos genitales como la vagina y el cuello uterino; a esto se suman infecciones vaginales y urinarias, que en conjunto pueden provocar el nacimiento antes de tiempo.
La gestación en la adolescencia tiene que ver con la posibilidad de que el bebé tenga bajo peso al nacer, dado que, como la mamá todavía está en desarrollo, hay “competencia” por los nutrientes entre el cuerpo de la gestante y el feto, y cuando el embarazo llega a término, el bebé no tiene el peso adecuado.
Esta situación trae complicaciones durante el parto y en etapas posteriores de la vida, ya que la o el bebé tiene más posibilidad de desarrollar enfermedades no transmisibles, como diabetes o padecimientos cardiovasculares, explicó el responsable del área de Salud Adolescente del INPer.
Este proceso también está vinculado con otra probable complicación, que es la anemia, es decir, la insuficiencia de glóbulos rojos o eritrocitos en la sangre, que, si no es detectada y tratada adecuadamente, puede haber pérdida importante de sangre durante el parto o la cesárea, y mayor riesgo de muerte materna por hemorragia obstétrica.
Precisó que tanto la hemorragia obstétrica como la preeclampsia están presentes como fenómenos de riesgo incrementado en casos de embarazo en personas adolescentes.
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