Aunque se está en vacaciones algunos padres están pensando en utensilios útiles para los niños a la hora de volver a clases y uno de esos artículos son las loncheras por ello la Procuraduría Federal del Consumidor llevó a cabo un estudio donde hay opciones factibles para la gente.
El estudio de la Profeco verificó que el etiquetado (interno o externo) que ostentan incluyera de forma clara, legible y en español la información requerida en la normatividad nacional vigente, como:
Se examinó que las loncheras no tuvieran defectos que pudieran detectarse a simple vista, como decoloración o manchas en el proceso de teñido y que el tejido fuera homogéneo, sin presencia de fallas, agujeros, nudos o motas, fruncidos, entre otros.
También se revisó que las loncheras tuvieran costuras con un número uniforme de puntadas y sin deformaciones provocadas por un mal corte de la tela, como fruncidos u ondulaciones.
Por último, se verificó que las partes que integran la lonchera presentaran una simetría adecuada y no mostraran defectos como hilos rotos o roturas en tela.
Se cotejaron las dimensiones (largo, ancho y profundidad) comparándolas con las indicadas por el fabricante. Si no se contó con este dato al momento de la inspección, se declaran los resultados obtenidos de los análisis.
Una característica importante de las loncheras escolares es la resistencia de las uniones de los cierres, de los cuales se probaron tres características:
Se verificó la fuerza máxima que se requiere para que las asas y/o la correa de las loncheras se rompan. Esta prueba simula la acción de que, en un acto de juego brusco por parte de los niños, se dé un jalón con la suficiente fuerza como para romper el asa.
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