La presidenta de México, Claudia Sheinbaum anunció la desaparición del INAI, cuyas funciones serán transferidas a la nueva Secretaría Anticorrupción y de Buen Gobierno, liderada por Raquel Buenrostro.
Sheinbaum afirmó que esta decisión no implica un retroceso en la transparencia gubernamental, argumentando que la Secretaría Anticorrupción tendrá un enfoque más riguroso en la garantía del acceso a la información y en la lucha contra la corrupción.
No obstante, la centralización de estas funciones bajo el control del Ejecutivo podría comprometer la independencia y la imparcialidad en los procesos de rendición de cuentas.
El consejero presidente del INAI, Adrián Alcalá, ha propuesto una reducción del 30 por ciento en los gastos del instituto en su próxima reunión con la Secretaría de Gobernación, con el objetivo de evitar su desaparición.
Según Alcalá, el INAI no busca mantenerse sin cambios, sino ajustar su estructura para lograr un equilibrio entre austeridad y funcionalidad.
Esta propuesta presenta ventajas y desventajas. Por el lado positivo, una reducción en el presupuesto podría alinearse con las políticas de austeridad del gobierno, permitiendo que el INAI continúe funcionando y manteniendo su papel de supervisión sin ser eliminado por completo.
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