La llegada del huracán ‘Beryl’ a tierras mexicanas despertó el estado de alerta en el sureste del país. Incluso, propietarios de yates escondieron sus navíos como medida de protección y prevención en los manglares de las lagunas Nichupté y Tajamar, en Cancún.
Sergio Andree, un creador de contenido en redes sociales, compartió en Facebook las fotos que pudo captar en los manglares de Cancún. Las Imágenes muestran diversas embarcaciones en aglomeraciones muy cerca del puente Calinda.
“Todo un show ver a los marineros alistar las naves para lo que se aproxima. Esto fue el día de ayer (miércoles) y no quiero ni imaginar como deben estar los canales hoy (jueves)”, señaló Andree en Facebook.
Las medidas implementadas por los dueños de yates toman sentido toda vez que el Centro Nacional de Huracanes había advertido que el ojo del huracán ‘Beryl avanza a través del mar caribe con olas ‘destructivas’ en osta de la Península de Yucatán en México.
El esconder las embarcaciones no sólo se da en Punta Calinda. Esmaragdo Camaz compartió en Facebook fotos tomadas con su dron la mañana del jueves 4 de julio, con ello relató que al menos 150 navíos se encontraban resguardadas entre el manglar de la Laguna Nichupté, en la Zona Hotelera.
Los manglares juegan un papel esencial en la protección costera frente a los huracanes. Estos ecosistemas actúan como una barrera natural gracias a su estructura física y biológica, reduciendo la erosión y amortiguando el impacto de los vientos y las olas.
La capacidad de los manglares para disminuir la energía de las olas y las mareas de tormenta ha sido demostrada en diversos estudios. Una franja de manglares de 100 metros de ancho puede reducir la altura de las olas en hasta dos tercios. Cuando una ola entra en contacto con un manglar, su energía cinética es absorbida por la masa de troncos y hojas, resultando en una disminución significativa de su fuerza antes de alcanzar la costa.
Además, los manglares funcionan como una barrera cortavientos. Su denso follaje y estructura ramificada ayudan a reducir la velocidad del viento, minimizando así los daños a infraestructura y viviendas cercanas.
Durante el huracán Mitch en 1998, los asentamientos protegidos por manglares experimentaron menos destrucción en comparación con las áreas sin esta vegetación.
La mitigación de inundaciones es otro beneficio clave de los manglares durante los huracanes. Sus raíces elevadas permiten el flujo libre del agua, reduciendo la presión sobre los sistemas de agua dulce y disminuyendo el riesgo de inundaciones repentinas. Esta capacidad también contribuye a la recarga de acuíferos y la filtración del agua, mejorando así la calidad del agua dulce.
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