Nuevas evidencias están emergiendo y fortaleciendo la teoría de que el virus SARS-CoV-2, responsable de la pandemia de COVID-19, se filtró accidentalmente del Instituto de Virología de Wuhan (WIV), a pesar de las afirmaciones oficiales en contrario durante varios años.
Según funcionarios del gobierno de Estados Unidos entrevistados como parte de una investigación llevada a cabo por Public and Racket, se ha revelado que algunos de los primeros infectados por el virus, conocidos como "pacientes cero", incluyen a Ben Hu, un científico que lideraba la investigación de "ganancia de función" sobre coronavirus similares al SARS en el WIV.
Esto implica que los científicos del laboratorio podrían haber estado trabajando con el virus responsable de la pandemia y realizando modificaciones que aumentaban su capacidad de infección.
Después de más de tres años desde el inicio de la pandemia, la búsqueda del origen del SARS-CoV-2 se había vuelto un desafío, y muchos creían que sería imposible obtener respuestas definitivas. Sin embargo, ahora parece que esas respuestas están al alcance.
Fuentes del gobierno de Estados Unidos aseguran que tres de los primeros infectados con el virus fueron Ben Hu, Yu Ping y Yan Zhu, todos ellos miembros del laboratorio de Wuhan sospechoso de haber liberado el virus de forma accidental.
Estos hallazgos indican que no solo había científicos del WIV que habían desarrollado enfermedades similares a la COVID-19 en noviembre de 2019, sino que también estaban trabajando con virus estrechamente relacionados al SARS-CoV-2 e introduciendo características de ganancia de función en ellos.
Expertos y funcionarios gubernamentales señalan que sí se puede demostrar que Ben Hu se enfermó de COVID-19 antes que cualquier otra persona, esto sería una prueba concluyente de una posible fuga del laboratorio.
Hu era un investigador destacado y trabajaba directamente bajo la supervisión de Shi Zhengli, conocida como "la mujer de los murciélagos de China", quien lideraba la investigación de ganancia de función en el WIV.
Además, se revela que el nivel de seguridad del laboratorio era insuficiente para la manipulación de virus similares al SARS, y que se realizaron experimentos de alto riesgo sin las debidas precauciones.
Estos nuevos hallazgos plantean interrogantes sobre la credibilidad de las afirmaciones públicas del WIV y de Shi Zhengli de que no había casos de COVID-19 ni síntomas de infección antes de diciembre de 2019.
Aunque no está claro quién en el gobierno de Estados Unidos tuvo acceso a esta información y por qué no se compartió con el público, se sabe que el Departamento de Estado ya sospechaba en enero de 2021 que el WIV había ocultado información.
Esta última revelación también coincide con la publicación de una hoja de datos del Departamento de Estado que sugería la posibilidad de una fuga de laboratorio como causa de la pandemia.
fp
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