En diferentes videos que están circulando en las redes sociales se ve el momento en que miembros combatientes del grupo armado Hezbolá en el Líbano terminan lesionados por la explosión inesperada de dispositivos de comunicación llamados bipers.
Fuentes de seguridad en la zona indicaron que un funcionario de Hezbolá habló bajo condición de anonimato, indicando que la detonación de los bipers fue una de las mayores violaciones a la que el grupo había sido sometido en casi un año de guerra con Israel. Las autoridades apuntaron a Israel en lo que parecía ser un sofisticado ataque a distancia que hirió a más de 2.700 personas en un momento de creciente tensión en la frontera con Líbano. El ejército israelí se negó a hacer comentarios.
El ministro de Salud del Líbano, Firas Abiad, dijo que al menos ocho personas murieron y 2.750 resultaron heridas, 200 de ellas de gravedad.
En diferentes se movilizaron ambulancias en las que se vio corriendo por los suburbios del sur de la capital, Beirut, en medio de un pánico generalizado.
Los residentes dijeron que se estaban produciendo explosiones incluso 30 minutos después de las explosiones iniciales. Grupos de personas se congregaban en la entrada de los edificios para comprobar si conocían a personas que pudieran haber resultado heridas. Los equipos habrían sido hackeados para calentar la batería y que exploten tras el calentamiento.
Se destacó que algunos de los dispositivos también estaban explotando en el sur del Líbano, aunque el ejército israelí ha estado intercambiando disparos con Hezbolá desde octubre pasado en paralelo a la guerra de Gaza, estos no se han pronunciado por las explosiones.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció el martes que el retorno de los civiles del norte de país, desplazados por los combates con el movimiento Hezbolá en la frontera con Líbano, considerado esto como una prioridad.
Pese a esto, el líder de Hamás, Yahya Sinwar, afirmó que el movimiento palestino está preparado "para una larga guerra de desgaste" en Gaza, con la ayuda de sus aliados.
Desde el ataque de Hamás hace ya un año, la zona fronteriza con Líbano es escenario de intercambios de disparos casi diarios entre las tropas israelíes y el movimiento libanés proiraní Hezbolá, con el riesgo de convertirse en una escalada regional.
La violencia causó 623 muertos en Líbano, en su mayoría combatientes, pero también 141 civiles, de acuerdo a un balance. En Israel, incluida la zona anexada de los Altos del Golán, las autoridades informaron del deceso de al menos 24 soldados y 26 civiles desde el pasado octubre.
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