Las orquestas mexicanas se encuentran en fase de preparación para el retorno a las actividades presenciales. Hasta ahora el consenso es claro: pocos músicos en el escenario, desde seis hasta 35, repertorio de cámara, espacio entre los músicos de hasta 1.5 metros, instrumentos de aliento con barreras de acrílicos, ensayos y conciertos sin intermedios, y boletaje y programas de manos digitales.
En donde aún no hay consenso, es en si se debe volver con aforo reducido o sin público.
Los protocolos los han realizado a partir del estudio de casos en Europa, en donde ya comenzaron a trabajar desde hace unas semanas. Hasta ahora, las orquestas consultadas tienen previsto que el regreso a los teatros sea entre agosto y octubre, pero aún hay cuestiones a considerar, como el semáforo de cada entidad, los proyectos administrativos para solicitar insumos y el análisis de los términos en los que podrían regresar los músicos que se encuentren en los márgenes de la población de riesgo.
Nueva normalidad
Los titulares de las orquestas Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG), Filarmónica de Acapulco (OFA), Filarmónica de Boca del Río, Filarmónica de Jalisco (OFJ), Sinfónica del Estado de México (OSEM) y el director de Operaciones de la Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) coinciden en que la prioridad es preservar la salud de artistas, equipos técnico y administrativo, y del público.
“Es fundamental que primero los músicos nos acostumbremos a esta nueva normalidad y luego el público, no deberíamos pasar por ese proceso todos al mismo tiempo”, explica el director artístico de la OSUG, Roberto Beltrán Zavala, cuya orquesta cuenta ya con un protocolo para artistas y público.
Precaución total
El director artístico de la OSEM, Rodrigo Macías, advierte que hay incertidumbre en cómo evolucionará la pandemia de Covid-19, cuándo la curva de contagios podrá aplanarse y qué podría ocurrir ante un rebrote y ante la llegada del invierno: “Casi podría estar seguro de que lo único que sabemos es que no podremos ver a la orquesta completa en lo que resta del año y quizá por más tiempo”.
Esa misma certeza la asume el director de orquesta Jorge Mester, titular de la Filarmónica de Boca del Río. “Ya tenemos una serie de ideas acerca de cómo regresar con un público que seguramente tendrá temor de volver a los teatros (…) Espero que los milagros no cesen con los tiempos bíblicos y que la orquesta que vi por última vez sea mejor la próxima vez que la vea”, lamenta.
Para el titular de la Filarmónica de Acapulco, Eduardo Álvarez, se tendrá que considerar realizar pruebas de Covid-19 para descartar que haya personas contagiadas y sean asintomáticas, así como ensayar por grupos de instrumentos. El cubrebocas, dice, sigue en análisis sobre su uso debido a que los músicos necesitan respirar correctamente.
Y mientras la OFJ es una orquesta joven, con músicos de 35 años, la OFCM y la OSEM, tiene con más de 60 años, los cuales representan población de riesgo y serán considerados para otras etapas: “Es probable que pueda volver el 50%”, aseguró Roberto Mejía, director de operaciones de la Filarmónica de la Ciudad de México.
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