En “Espartaco”, uno de los filmes más icónicos de Kirk Douglas, a su personaje le preguntan: “¿No temes a la muerte, Espartaco?”, a lo que el protagonsita le responde: “No más que a la vida”. Douglas fue marcado por este personaje y sus ideales; el histrión tampoco parecía temer a la muerte, incluso la libró en dos ocasiones y siguió trabajando hasta 2008, cuando fue parte del documental “Empire State Building Murders”.
Este miércoles falleció Kirk a los 103 años de edad y con su partida no solo se va él, también dice adiós Espartaco y él último actor vivo de la década de oro del cine de Hollywood.
Inicios
“Su muerte es la de la última leyenda grande del cine y de la vieja época más interesante de Hollywood, basándonos en que es una carrera que se forja a inicios de la década de los 40, cuando empiezan las películas más ambiciosas”, señaló el crítico de cine José Felipe Coria.
El especialista recordó que uno de los grandes aportes de Douglas es haber sido de los primeros actores que se comenzó a producir con éxito.
“Él empezó su trayectoria como productor y fue uno que rompió esquemas porque su faceta como actor le permitió empezar a hacer películas más ambiciosas a nivel de producción. Aunque no tuvo crédito, él fue el productor de ‘La patrulla infernal’ de Stanley Kubrick”, expresó.
Aun teniendo aceptación con sus proyectos, Kirk fue conocido por sus ideas de izquierda y ser un rebelde en una industria hollywoodense más conservadora, situación que, detalló Coria, hizo que lo relegaran.
“En el 60 hace Espatarco, una película menospreciada, pero habla del poder de la estrella, se la encargó a Anthony Mann pero él no pudo, por lo que se la da a Kubrik. El guión de la película estaba maldito porque era de Dalton Trumbo, uno de los más odiados en Hollywood por sus ideas comunistas. Kirk se mantuvo y le dio su crédito como escritor, lo cual le costó a Douglas no ser nominado por la Academia”, explicó José Felipe.
Pasión
Pese a ello, el también padre de Michael Douglas continuó trabajando como actor y productor, casi siempre a la par y pudo desarrollar casi 100 largometrajes, con lo cual demostró su pasión por el séptimo arte.
Kirk trabajó en su juventud como camarero en Nueva York y un día dijo a sus compañeros, mientras paseaban por Central Park, volteando a ver un lujoso hotel del perímetro: “Voy a volver, tomaré una suite del piso 25 y veré el parque desde ahí”.
Y lo logró en 1949, cuando realizó el filme El ídolo de barro, pero las cosas no fueron como pensaba: “Tomé esa suite y la verdad me sentí triste, es lo que pasa cuando se cumple un sueño, por eso hay que tener siempre uno de repuesto”, dijo un documental recogido por la tv española.
Douglas fue quien llamó a mediados de los 50 a un desconocido Stanley Kubrik tras haber visto su cinta “Atraco perfecto” y le preguntó si tenía algo para trabajar juntos. Le mandó el guión de “Senderos de gloria”.
De “Espartaco” siempre se expresó bien. Sabía que todo mundo había estado excelente: “Cada actor brilló con luz propia, hasta a mí me gusta lo que hago”.
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2023 |