Una pregunta que nos hacemos año con año después del Día de muertos es qué hacer con la comida de la ofrenda. Y es que no podemos negarlo: la comida es un elemento esencial en esta hermosa tradición mexicana: desde las calaveritas de azúcar, el dulce de calabaza, el pan de muerto, la fruta, dulces y hasta guisados.
Según la creencia popular, tanto los objetos como la comida que se coloca en la ofrenda atraen a los espíritus del más allá para facilitar su viaje desde el Mictlán hasta las casas donde se encuentra colocado el altar, que normalmente es en la casa de sus familiares.
Es una tradición poner en la ofrenda aquella comida que le gustaba a los deudos, como tamales, mole, bebidas alcohólicas, entre otros, con el fin de recordarlos y disfrutar una noche de fiesta “en su compañía”. Hay quienes opinan que la comida pierde su sabor después del Día de muertos, debido a que los espíritus se comen la “esencia” de los alimentos y, por tanto, no sabe igual.
¿Pero qué hacer con toda esta comida después del festejo? Es posible reciclar los materiales de la ofrenda y también los platillos. A continuación, algunos consejos para esto y evitar desperdicios.
Pan de muerto
Es cierto que alguna comida de la ofrenda, como las frutas, se pueden comer sin problema después de retirarla, pero el pan de muerto difícilmente se puede comer después de estar expuesto varios días a la intemperie. Para no tirarlo, puedes retirar las partes con azúcar, humedecerlo un poco y usarlo como alimento para las aves en un parque.
Comida preparada
Realmente, la mayoría de los alimentos pueden consumirse sin problema, siempre y cuando no haya estado expuesta a los elementos de la naturaleza (como el viento o polvo). Es más seguro que comas la fruta sin ningún problema. Sin embargo, es mejor desechar los guisos, pues es más fácil que se descompongan y es poco higiénico consumirlos después del tiempo que estuvo expuesta.
Calaveritas de azúcar A diferencia de las de amaranto y chocolate, estas puedes guardarlas cuidadosamente para volverlas a ocupar al año siguiente, si es que a nadie le apetece comerlas. Para conservarlas, envuélvelas con cuidado y por separado en bolsas de plástico y posteriormente mételas en una caja de cartón. Verás que se conservarán muy bien para el siguiente año. Flores Sea cuales sean, funcionan como un excelente abono para las plantas aun estando marchitas. Hazlas pedacitos lo más que puedas y, de preferencia, deshoja las flores. Con el residuo puedes hacer una composta o simplemente colocarlo sobre la tierra. Existen centros de acopio de flor de cempasúchil que emplean la planta para elaborar pigmentos textiles y alimenticios, cultivo de caldos nutritivos para el control de plagas, remedios caseros, herbolaria y hasta saneamiento del suelo. Veladoras La opción más ecológica es comprar aquellas que vienen sin vaso envueltas en papel o solitas. Si viene con vaso de vidrio, puedes reutilizarlos para tomar agua. Para quitar el residuo de cera, calienta un poco de agua tibia y agrega un chorrito de jabón de trastes. Deja remojar toda una noche y posteriormente lava.
¡Aprovecha la fruta!
Prepara 3 bebidas saludables:
Jugo benéfico
Ingredientes:
250 ml de jugo de naranja
250 ml de jugo de mandarina
1 guayaba
Preparación:
Coloca el jugo de naranja, mandarina y agrégale la guayaba limpia y en trozos.
Licua y bébelo por las mañanas, mejora tus defensas y evita debilidad.
Licuado nutritivo
Ingredientes:
1 plátano
Una taza de papaya
1 manzana
Preparación:
Coloca todos los ingredientes en la licuadora y agrégale media taza de agua si notas que la consistencia está muy espesa.
Puedes sustituir el agua por media taza de leche baja en grasas.
Disfruta y favorece tu digestión
Jugo diurético
Ingredientes
1 pera
250ml de jugo de toronja
Jugo de un limón
Preparación:
Coloca en la licuadora el jugo de toronja y la pera lavada.
Cuando sirvas, agrégale el jugo de limón.
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