A un par de años de cumplir un siglo de vida, la tarde de este sábado murió el primer actor mexicano Ignacio López Tarso, icónico por cimbrar e iniciar con las bases de la Época de Oro del cine mexicano.
El sujeto que le dio vida a la histórica película “Macario”, llegó al cine, televisión y teatro, lugar donde quería pasar los últimos días de vida, donde dejó un gran legado y no quería alejarse.
Juan Ignacio Aranda, hijo de López Tarso dio a conocer que su padre había sido hospitalizado debido a una neumonía y problemas intestinales desde el pasado 3 de marzo, en el hospital StarMedica Roma 1.
Las enfermedades que llevaron a López Tarso se complicaron, hasta quedar semi inconsciente y no poder ni hablar ni comer.
El hijo del primer actor comentó que su padre sufría neumonía que era lo más grave, además de insuficiencia renal, cardiaca y pulmonar.
De acuerdo con las declaraciones, el 10 de marzo López Tarso aún permanecía lúcido, pero ya no convivía con su familia como lo había hecho en los primeros días que estuvo internado.
Ignacio Aranda recordó que en los primeros días su padre aún bromeaba con la posibilidad de regresar a casa, sin embargo, este sueño se vio truncado por una oclusión intestinal.
Ante esto, los médicos decidieron colocarle una sonda nasogástrica, pero debido a la falta de fuerzas y lo doloroso del procedimiento su cuerpo no la soportó, narró Aranda.
Las complicaciones y las faltas de fuerzas cerraron el telón del papel más importante de López Tarso, su vida terrenal.
Con una vida en los escenarios, la última voluntad del primer y último actor de la Época de Oro, fue trabajar hasta los últimos días de su vida en el teatro y televisión.
“Mi padre quería morir arriba del escenario y por ello no quería alejarse de los teatros ni la televisión”, indicó Juan Ignacio Aranda.
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