El 9 de febrero se celebra el Día Mundial de la Pizza, una de las comidas más consumidas en todo el mundo y que gusta a todo paladar gracias a la diversidad de ingredientes con los que puede ser servida.
Desde 2017, la pizza es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, debido a su rol en la vida social y la transmisión de este arte culinario entre generaciones.
Fue aprobado por el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en reunión efectuada en la isla de Jeju (Corea del Sur), respaldado por una petición mundial de más de dos millones de firmas.
La palabra pizza proviene del griego pēktos, que significa sólido o coagulado.
En su origen, de acuerdo con el diccionario Larousse Cocina, era una tortita (schiacciata) u hogaza (focaccia), de pasta fermentada, que debía cocerse bien pero quedar tierna. Los bordes se levantaban para formar el cornicione (gran marco).
El sazonamiento se componía de aceite de oliva, anchoas y mozzarella de búfala. En el siglo XIX, los napolitanos añadieron el jitomate, las aceitunas negras y el orégano, lo que confirió su carácter definitivo a la pizza, que por esta razón se denomina “napolitana”.
Actualmente, la pizza consiste en una masa circular horneada, elaborada con harina de trigo, sal agua y levadura.
Se recubre con una base de salsa hecha a base de tomate y queso mozzarella, que puede ser cubierta con diversos ingredientes en trozos, tales como cebolla, pimentón, jamón, pepperoni, anchoas, tocino, maíz o cualquier otro acompañante al gusto del comensal.
La forma tradicional de cocinarlas es en un horno de leña, aunque es muy común utilizar hornos domésticos. Asimismo, una de las presentaciones comerciales más recientes de este producto tradicional son las pizzas congeladas o listas para hornear.
Entre las variantes que giran en torno a este modelo existen dos históricamente atestiguadas y dignas de considerarse, como destaca Larousse. Desde 2004 disfrutan de un label europeo de especialidad tradicional garantizada si su presentación respeta determinados criterios.
La primera es la pizza margherita, cuyo nombre procede de Margarita de Saboya, que al visitar Nápoles en 1885 manifestó su preferencia por esta pizza (se suprimen el orégano, las anchoas y las aceitunas y se añade abundante albahaca al jitomate y a la mozzarella).
La reina vio en ella una receta “patriótica”, ya que los tres colores representaban los de la bandera nacional de Italia, que por entonces se había unificado desde hacía poco.
La segunda variante auténtica es la pizza marinara, que es la más simple de todas, y recibe este nombre porque constituía el tentempié del marino. Hoy en día el sentido se ha modificado, y a veces se le añaden almejas y mejillones.
UTTAPAM, versión india de la pizza.
Existen otras versiones de pizza que, a pesar de no ser tan populares como la italiana, representan otras integraciones gastronómicas de este plato tan conocido a nivel mundial.
En Francia, la Tarte Flambée está elaborada con una masa plana y fina, cubierta con cebolla, tocino y nata líquida gratinada al horno.
Existe una pizza tradicional en India denominada Uttapam, elaborada con una masa de harina de lentejas y harina de arroz cocido fermentado.
El Manakish del Líbano está elaborado con una masa fina y delgada, con una combinación de especias locales. Es uno de los platillos indispensables en el desayuno.
OKONOMIYAKI
Okonomiyaki es la versión japonesa de la pizza, la cual está conformada por una masa elaborada por varios ingredientes a la plancha, como cebolla de verdeo, carne, camarones, kimchi, vegetales y queso.
En Polonia, la Zapiekanka, pan tipo baguette horneado, aderezado con jamón, queso y champiñones salteados, es la comida callejera favorita de los polacos.
Asimismo, en Siria, la Sfiha está elaborada con masa crocante y esponjosa, cubierta con carne de cordero, piñones, cebolla y especias; mientras que en Turquía, la pizza turca o Lahmacun, es un pan delgado, crujiente, con salsa hecha con carne, hierbas, vegetales y especies locales.
Ingredientes
1.25 L de agua tibia
1 paq. de levadura seca instantánea
2.5 cucharadita de azúcar
3 tzas de harina de trigo
2 tzas de sal fina
0.25 de taza de aceite de oliva
2 tzas de salsa de jitomate
1 paq. pequeño de queso mozzarella fresco en rebanadas
0.5 tza de hojas de albahaca
1 jitomate rebanado delgado
Preparación
Precalienta el horno a 200 ºC.
Mezcla el agua con la levadura, azúcar y tres cucharadas de la harina. Reposa por cinco minutos.
En un tazón coloca el resto de la harina de trigo y sal.
Mezcla, forma un hueco al centro y agrega poco a poco la mezcla de agua con levadura y aceite de oliva.
Revuelve hasta que todos los ingredientes estén integrados, retira del tazón y amasa durante cinco minutos.
Coloca en un tazón tapado con un trapo húmedo y reposa por 20 minutos.
Retira la masa del tazón y estira la pizza del grosor deseado.
Coloca la base de la pizza en una bandeja para horno con papel encerado. Añade la salsa de jitomate, queso mozzarella, albahaca y jitomate.
Hornea de 15 a 20 minutos y sirve de inmediato.
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