En un basurero de plásticos y de hasta aparatos eléctricos, se ha convertido la playa Tonalá, a unos cuantos metros donde el río del mismo nombre desemboca en el Golfo de México.
En este sector se localiza basura poco usual, como restos de andaderas, pantallas de televisores, tarjetas electrónicas, botas de piel y hasta cubrebocas, sin que ninguna autoridad impida incluso que estos desperdicios lleguen al mar.
Los desechos son enterrados en la costa, pero durante la ‘crecida’ del mar, quedan al descubierto o incluso bolsas con desechables son arrojados por la marea.
A pesar que el gobierno municipal ha instaurado diversos programas de limpieza en varios kilómetros de litoral, al parecer son las personas que viven en este lugar quienes se deshacen de sus pertenencias viejas dejándolas en la playa, sin importarles en daño ecológico que están provocando.
Cabe destacar que incluso, no hay vigilancia por parte de la Profepa, aún cuando a decir de algunos lugareños, ésta zona sirve a las tortugas para poder desovar.
Se requiere que las autoridades apliquen sanciones pecuniarias a las personas que vierten sus desperdicios en esta zona, debido que algunas atentan contra la integridad de los bañistas, debido que han encontrado botellas rotas enterradas, las cuales podrían lastimar a las personas que caminan descalzas.
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