Ante el inicio de la temporada de lluvias, como cada año se subraya la atención en los puntos considerados de riesgo en la ciudad de Xalapa. En la capital veracruzana se tienen ubicadas nueve zonas en el Atlas de Riesgo.
Al respecto, el director de Protección Civil Municipal, Luis Sardiña Salgado, ha expuesto que los asentamientos irregulares en zonas de ladera, la cantidad de escurrimiento y el tipo de suelo son factores que ponen en riesgo a habitantes de Xalapa, sobre todo ante el inicio de la temporada de lluvias.
Son nueve las zonas ubicadas en el Atlas de Riesgo de la capital veracruzana, esto como resultado de estudios y análisis de riesgo. Se trata de las zonas colindantes con los municipios circunvecinos, que son zonas orográficas montañosas.
Asimismo, los asentamientos humanos irregulares y otros que, aunque ya son regulares, implican riesgos, pues se han asentado en zonas que por su tipo de suelo e inclinación son propicias para deslaves.
Entre las colonias que se ubican en esas zonas de riesgo se encuentran: Veracruz, El Moral, Ébano, 21 de Marzo, Revolución, Luis Donaldo Colosio, entre otras
La ciudad de Xalapa tiene un tipo de suelo volcánico, lo que sumado a asentamientos irregulares provoca accidentes por deslaves, como han expuesto investigadores del Instituto de Ecología (Inecol).
La investigación de Inecol detalla que "la topografía de la ciudad de Xalapa y su Zona Metropolitana; es accidentada con un relieve irregular, de fuertes pendientes y barrancas profundas".
"Este relieve lo cubren principalmente suelos derivados de rocas volcánicas extrusivas, así como suelos volcánicos residuales alterados, modificados y transformados in situ, por los propios agentes ambientales".
De ahí que resulta de alto riesgo para quienes edifican sus viviendas sin regulación y sin tomar en cuenta el tipo de suelo.
Y es que el material resultante de los suelos volcánicos, modificado por los propios agentes ambientales, puede ser poco apto para la urbanización.
"Una característica, quizá la más importante, es la variación de su resistencia, la fragilidad y vulnerabilidad de su respuesta, así como de sus propiedades mecánicas en respuesta a cambios en el contenido de agua que adquieren al infiltrar el agua de la lluvia o los escurrimientos superficiales o los que ocurren en el cuerpo del suelo (subsuperficiales)", destaca el estudio de Inecol.
Asimismo, advierte que cuando los suelos volcánicos no están confinados y empacados, "se disgregan y bajo la acción del agua de lluvia se trasforman en suelos blandos a muy blandos, pegajosos e inestables, por lo que pueden deslavarse o derrumbarse y fluir como lodos viscosos con facilidad".
Los suelos volcánicos sólo son estables si están confinados y empacados por factores topográficos o geológicos que los protegen de la alteración cuando son expuestos a los agentes de la intemperie.
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