En pleno siglo XXI, la comunidad de la diversidad sexual sigue padeciendo discriminaciones, estigmatizaciones, intolerancia, discurso de odio y violaciones a sus derechos humanos. La situación se complica más cuando las personas son invisibilizadas, como ocurre con las mujeres y, principalmente, los hombres trans.
En este contexto, los discursos de odio de parte de grupos sociales y religiosos no abonan en nada a la defensa de los derechos humanos, por el contrario, fomentan todas las violaciones a éstos, expuso en entrevista para IMAGEN DEL GOLFO, Estela Casados González, coordinadora del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres.
"Hay una deuda histórica con las personas transgénero. Regularmente cuando pensamos en personas transgénero, lo pensamos mucho desde el prejuicio que nos crea la transición hacia otras identidades, y sobre ese prejuicio queremos también argumentar acerca de los derechos humanos de las personas", lamentó.
De ahí que es fundamental la información en torno a las personas transgénero y sus condiciones de vida, por ejemplo aquí en el estado de Veracruz y en el país, "para observar y entender cómo el prejuicio no abona a los derechos, y cómo el prejuicio daña, vulnera y pone en riesgo los derechos humanos de todas las personas".
Cuando se vulnera a una persona en razón de su sexo, en razón de su género, "se vulnera a todas, porque va creando un precedente de que es factible, que sí se pueden vulnerar los derechos", advirtió.
El argumento social rígido en torno a que solamente hay hombres y hay mujeres, rechazando y estigmatizando la diversidad social, invisibiliza enormemente a las mujeres y hombres trans. Los hombres trans, es decir, las personas cuya biología-genitalidad es originalmente la de una mujer, pero cuya identidad es de hombre y buscan iniciar procesos para adecuar su cuerpo a esa identidad, son los más invisibilizados, estigmatizados y, por lo tanto, quienes tiene mayor condición de vulnerabilidad en torno a la violación de sus derechos humanos.
Estela Casados González deploró que un amplio sector social estigmatice y vulnere derechos de las personas trans, "es decir, personas que nacieron con una genitalidad y una biología como mujeres o como hembras de nuestra especie, pero que en el transcurso de su vida decidieron decantarse por otra identidad que es la de ser hombres. Ellos, los hombres transgénero, son los más perjudicados en esta falsa argumentación, en este caballo de troya dentro de los propios humanos, que es que una sociedad señale que todo debe ser hombre o mujer".
A los hombres trans se les invisibiliza más que a las mujeres trans -personas que tienen una genitalidad de hombre pero cuya identidad es de mujer-.
"Al no vérseles, ni siquiera se plantea que existan. Cuando invisibilizas la existencia de una persona se le perjudica, y esto no permite observar cómo se le están vulnerando sus derechos. Particularmente a los hombres transgénero se les invisibiliza, y al invisibilizárseles, se les discrimina, porque sus necesidades específicas no son tomadas en cuenta", acentuó la coordinadora del Observatorio Universitario de Violencias Contra las Mujeres.
La cerrazón de quienes no pueden comprender ni respetar la diversidad y temas de identidad, va más allá de la falta de entendimiento: discriminan, pronuncian y/o ejercen discursos de odio, además de fomentarlos, y con ello violan derechos humanos. Veracruz es el estado con más crímenes de odio, es decir, asesinatos contra personas de la comunidad de diversidad sexual, esto de acuerdo con información recabada por colectivas de la comunidad lésbico, gay, bisexual, transgénero, transexual travesti, intersexual, queer y más (LGBTTTIQ+).
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