Quien no las ha visto en los altares, quien no se ha comido una, cuándo ya se reparte la ofrenda, las famosas “Calaveritas”, que son una de las piezas fundamentales que no debe faltar en el “altar de muerto”, las hay de todos tamaños y ahora ya hasta las hacen de Amaranto chocolate y otros sabores.
Escasamente hay personas que las hacen, las de mediano tamaño se llevan hasta un kilo de azúcar y todo el trabajo que conlleva para venderlas en 60 pesos al público, algunos artesanos empiezan su elaboración desde el mes de agosto son principalmente del estado de Puebla y México donde las trabajan y ya se exportan a estados unidos y a Europa.
Edith Molina quien ayuda a “doña Toná” en su puesto que expende “calaveritas” y dulces elaborados por ella misma, explica también el significado de estos días de celebración a los muertos y por qué se colocan calaveritas en los altares u ofrendas a los fieles difuntos.
Los que murieron ahorcados se les ofrenda en el día de San Judas Tadeo, el 29 el 30 y el 31 de octubre los que murieron de enfermedad o en accidentes, el primero de noviembre los niños y nonatos o de los “Santos inocentes”, y el día dos, de “Todos santos “o los difuntos adultos.
Aunque en diferentes estados la fusión es variada y cada uno los festeja como lo aprendieron de sus ancestros de manera autóctona, hay lugares donde la celebración es todo el mes hasta el último día en que todas las ánimas que bajaron a visitar a sus familiares se regresan al purgatorio.
En el puesto de “doña toná”, en el mercado Morelos en la entrada central por Juárez; se pueden adquirir, dulce de papaya, de calabaza, de tejocote, de nanche; hay curtidos de ciruela y de nanche, tortillas rellenas de dulce de coco, calaveritas de todos tamaños y precios además de adornos para el altar como el papel picado, y otros insumos.
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