Una lluvia de goles. Eso es lo que fabricó PSG con su 7 a 1 ante Lille, en un partido en el que entre Kylian Mbappé (3), Neymar (2) y Lionel Messi (1) marcaron seis tantos. Si bien sería ridículo minimizar el poder de fuego del francés y la calidad interminable del rosarino, el nivel del crack brasileño es superlativo. Arrancó la temporada en modo intratable, y eso lo disfruta el equipo y lo padecen los rivales.
En las tres primeras fechas, Ney anotó cinco goles y lidera la tabla de artilleros. Lo sigue Mbappé, con cuatro. Con un plus para el número 10: además de sus tantos, metió tres asistencias: una al marroquí Akim Hakimi y dos a Kylián.
A tres meses del Mundial de Qatar, el brasileño está muy enfocado. En cuatro partidos oficiales (contando el Trofeo de Campeones) suma 7 goles y 6 asistencias.
Esa sociedad perfecta entre el francés y el paulista dentro del campo, también sirvió para ponerle un freno a esa bola de nieve que se viene generando desde la pretemporada, acerca de una supuesta mala relación entre ambos.
Primero fue un desaire de Ney al galo en un trabajo asociado en duplas en el que el primero eligió hacerlo con su amigo Messi. Más tarde, se dio un fastidio de Mbappé en pleno juego, cuando el rosarino eligió cederle la pelota al brasileño y no a él, que dejó de participar de la acción. Y el runrún fue creciendo.
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