Fluminense conquistó este sábado la anhelada primera Copa Libertadores de su historia en el legendario Maracaná al imponerse 2-1 en la final sobre Boca Juniors, que revivió, como hace cinco años en el Bernabéu, la frustración de perder el partido cumbre por el cetro de América.
Los delanteros Germán Cano, a los 35 minutos, y John Kennedy, a los 98 en la prórroga, marcaron los goles para la victoria del Tricolor carioca. El peruano Luis Advíncula se encargó del empate parcial a los 72.
Flu tuvo paciencia, porque Boca lo incomodó en demasía con sus líneas bien juntas, sin dar mayores opciones a su circuito ofensivo, en el que el colombiano Jhon Arias a pura gambeta y velocidad se mostró como el más inquietante para el Xeneize.
Y fue en una de esas proyecciones del volante cafetero, en sociedad con Keno, como Fluminense encontró la fisura en el esquema defensivo de Boca.
Y que Cano, el goleador del torneo con 13 anotaciones, transformó en gol a los 35 minutos con un remate fuerte pegado a la base del palo derecho de “Chiquito” Romero.
Pero Fluminense olvidó que el goleador de Boca en la Copa era un defensor: el peruano Advíncula.
El lateral derecho, como lo hizo ante el Deportivo Pereira, Colo Colo y Nacional de Uruguay, emergió de la nada para cargarse al Xeneize a hombros, y con un golazo de media distancia, a los 72, puso el empate 1-1 que cortó la dictadura de juego del Flu y forzó la media hora de prórroga.
Un bombazo de media distancia a los 98 minutos, a pase de Keno de cabeza, rompió el arco de Boca para el 2-1. Pero la juventud le pasó factura en la celebración con una corrida fenomenal para abrazarse con la torcida en la tribuna.
Lo que el árbitro colombiano Wilmar Roldán no perdonó mostrándole la tarjeta roja.
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