Comienza una gran transformación en México, no solo por los movimientos y decisiones políticas, sino por la posibilidad que se presenta para millones de niñas que ahora ven realizable el gobernar su País o Estado. Comienza un cambio para entidades como Veracruz donde con el inicio de diciembre llega también una nueva gestión, que le guste o no a varios es también un atisbo de esperanza.
El amor a Veracruz que ha externado la ahora gobernadora es el símbolo que esperan tantos veracruzanos se vea reflejado en su gestión. Si bien su antecesor públicamente manejaba un discurso similar al del presidente donde priorizaba a los pobres, lo cierto es que bajo su administración múltiples dependencias se llenaron de irregularidades, quejas y omisión ante las súplicas de veracruzanos.
Ahora con la llegada de Rocío Nahle vemos a personas titulares con un historial de preparación digno de destacarse, como es el caso del nuevo secretario de finanzas, Miguel Reyes Hernández, quien además de contar con doctorado en el área, tiene amplia experiencia dando seguimiento a la economía de las personas, pues la labor que desempeñó al frente del observatorio de Salarios es fundamental para medir las necesidades de las familias.
Actualmente las necesidades de Veracruz son infinitas, principalmente en el ámbito de seguridad, por lo que resultan oportunas las propuestas que hace considerando centros de justicia para la mujer y buscar la erradicación de feminicidios además de atender casos de violencia.
La actual gobernadora prometió disciplina financiera y cuidado de recursos, para ello como ciudadana pido el cuidado de las personas que ponen al frente de dependencias, que no se valgan de la buena voluntad de las y los ciudadanos para explotar los recursos en favor de sus intereses personales, pues aunque las figuras en las secretarías manejen los mismos discursos hay múltiples ejemplos de enriquecimiento que podríamos vislumbrar en personas de menor cargo, que sin la preparación debida llegaron con vehículos y casas modestas y ahora se despiden con choferes y residencias.
Aunado a lo anterior aún hay pagos pendientes que no solo son responsabilidad de la administración saliente, si no desde el gobierno de Javier Duarte cuando el dinero que la Secretaría de Educación de Veracruz debía dar a maestras y maestros por seguros de vida y de invalidez no fue entregado, pese a los esfuerzos del gobierno saliente, aún quedan historias en pausa, pues no se trata solo de los montos adeudados sino de las vidas que han sufrido a espera de una respuesta y claridad.
Tener al frente a una mujer como Rocío Nahle es esperanza por su experiencia profesional, por la empatía para con la vida de las personas y sobre todo por la certeza que ha tenido como administradora en los distintos cargos, pero si algo olvidamos como ciudadanos es que la responsabilidad no está solo al frente del gobierno. La responsabilidad es nuestra. La eligió el pueblo y el pueblo ha de estar atento a cada movimiento con criticidad y participación constante.
No juega un papel menor el segundo y tercer sector, pues de su participación social dependerá que tanto el gobierno estatal y federal desempeñen el rol que tanto anhelamos. La elección de una gobernadora es la muestra de que el cambio es posible, principalmente cuando nos abrimos a nuevas propuestas, mas no significa desentendernos del rumbo que queremos para el Estado y el País.
Al menos yo sueño con un Veracruz equitativo, que reconozca su potencial de recursos y pueda posicionarse como una capital de paz, que los destinos turísticos sirvan para capitalizar a la entidad, sus tierras sean un referente de orden y cultura y sus espacios se aprovechen para dar a conocer su diversidad al mundo. El amor por Veracruz se expanda por todos los rincones y cuidemos de sus territorios bajo explotación desmedida. La transformación era necesaria, cumplirla depende de las y los veracruzanos.
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