El sexenio actual está terminando lleno de claroscuros. Atrás quedaron las promesas del presidente López Obrador de bajar el precio de los combustibles y las tarifas de la luz; también las relacionadas con la salud, asegurando que tendríamos un sistema similar al de Dinamarca. Nada de eso se cumplió. Tampoco regresó a los militares a los cuarteles, como lo anunciaba cuando era candidato de la oposición. Es más, quién lo dijera, logró que el Poder Legislativo aprobara su reforma constitucional e integrara la Guardia Nacional a la SEDENA, cuando siendo candidato ofrecía a los cuatro vientos todo lo contrario. Su estrategia de abrazos y no balazos jamás funcionó. El número de homicidios en su sexenio ha sido el más alto de los anteriores y muchos ciudadanos viven y viajan con temor. Los asaltos en carreteras están a la orden del día, al igual que la rapiña cometida por rufianes que saquean impunemente la mercancía de los camiones accidentados.
Avisó que vendería el avión presidencial y efectivamente lo hizo, pero a un ínfimo precio de remate. Ahí salimos perdiendo los ciudadanos porque continuamos pagándolo a quien se le compró. Construyó un Tren Maya que costó el triple de lo presupuestado y circula prácticamente vacío. Algunos dicen que tardará 300 años en recuperarse la inversión. Dijo que no talaría un sólo árbol para colocar las vías del tren mencionado y se derribaron cientos de miles dañando el ecosistema. Construyó una refinería cuyo costo se elevó a más del doble de lo presupuestado y todavía no se termina ni refina nada. Es más, se inunda.
Canceló el nuevo aeropuerto que llevaba alrededor del 30% de avance y desmanteló lo que ahí estaba hecho, para hacer otro cuyo espacio aéreo interfiere con el del aeropuerto Benito Juárez de la CDMX. Ese “detallito”, nos costó 300 mil millones de pesos de acuerdo con algunos expertos. La corrupción que decía ahí existía, hasta donde se sabe no fue sancionada.
Tomó el dinero de los fideicomisos y el del fondo de estabilización. Malbarató los recursos ahí guardados durante la llamada época neoliberal, para terminar usándolos en ocurrencias, no en emergencias. Creó una mega farmacia que surte al día menos recetas que una farmacia de la esquina.
Acosó al Poder Judicial y terminó afectándolo severamente al lograr que su partido aprobarse por una mayoría artificialmente creada mediante un sobrerrepresentación injusta y además comprada bajo métodos poco ortodoxos, la reforma que elimina de un plumazo el servicio de carrera judicial y subestima la experiencia, capacidad y conocimientos de los juzgadores para sustituirlos por improvisados adeptos al régimen, lo cual daña severamente el equilibrio de poderes.
Si bien el pueblo es quién elegirá mediante el voto a jueces, magistrados y ministros; la lista de candidatos será aprobada previamente por quienes mandan, lo que constituye un filtro eficiente para que solamente puedan ser electos los afines al sistema.
Si bien México tenía añejos problemas que superar como la baja calidad de la educación, el burocratismo y la corrupción, en esta administración las cosas empeoraron, incluyendo el mantenimiento a la infraestructura carretera, educativa, urbana y hospitalaria.
Cosa curiosa: A pesar de haber cometido innumerables errores y terminar enfrentado con autoridades de otras naciones, el presidente goza de una gran popularidad. O comunica muy bien y lo que dice en las mañaneras lo creen muchos a pie juntillas, o simplemente el efecto de las dádivas clientelares disfrazadas de programas sociales promovidas de casa en casa por los llamados Servidores de la Nación, ha tenido efectos positivos entre una gran parte de las personas que no leen, no razonan mucho y simplemente reciben gustosos cada cierto tiempo el dinero que ”les manda López Obrador”.
Solamente que hay uno o varios peros: La deuda del país se ha ido a las nubes, los fondos o guardaditos ya no existen porque se los gastaron y la verdad sea dicha con tiempo no hay recursos para seguir pagando los cientos de miles de millones de pesos que cuestan dichos programas, aparte de las pensiones.
Hay quienes afirman que Claudia es más analítica y más pragmática, incluso más preparada que AMLO y que le pondrá remedio a este desbarajuste. Solamente me pregunto a mí mismo: ¿Será que la dejen?.
Está rodeada de gobernadores, diputados y senadores que le deben el cargo a López Obrador, no a ella. A MORENA la manejará la actual Secretaria de Gobernación y Andy el hijo del presidente.
¿Tendrá Claudia capacidad de maniobra para corregir el rumbo y evitar una catástrofe económica, social y política?
En unas semanas más lo sabremos
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.
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