El lunes 5 de febrero se conmemorará un aniversario más de nuestra Carta Magna y será también una fecha crucial para el futuro del país, porque el presidente presentará al Congreso diversas iniciativas de reformas a nuestra Constitución, que de llegar a aprobarse, pondrán en riesgo nuestra frágil vida democrática e impactarán severamente las finanzas públicas y la economía del país.
Una de las iniciativas más conocidas es la relacionada con la elección mediante el voto popular de jueces, magistrados y ministros, lo que politizará y partidizará aún más la impartición de justicia.
El sufragio popular para elegir a los integrantes del Poder Judicial no garantiza una mayor y mejor impartición de justicia, ya que una buena parte de quienes votan lo hacen sin reflexionar lo suficiente para escoger a los profesionistas más preparados, experimentados y honrados; sino a aquéllos que conquistan simpatías y cosechan votos regalando chucherías y baratijas.
Muchos ciudadanos lamentablemente terminarán votando por quienes ofrezcan repartir dinero mediante programas sociales, sin darse cuenta los presuntos beneficiados, que el dinero que reciben sale del recorte presupuestal al sector salud, al educativo, a la seguridad y hasta al mantenimiento de la infraestructura existente.
Lo que reciben de apoyo social no les alcanzará para pagar una cirugía o un tratamiento caro que para recobrar la salud requieran ellos o sus familiares y que antes conseguían a través del Seguro Popular.
También sale el dinero que regalan de los cuantiosos préstamos que se siguen contratando, cuyo importe con todo e intereses deberán pagar las próximas generaciones.
De aprobarse tal iniciativa, alguien tendría que pagar las campañas de los aspirantes a jueces, magistrados y ministros. Esos seremos los ciudadanos, por lo que se incrementarán los gastos y por consiguiente los impuestos.
Lo más lamentable del asunto es la polarización social que el presidente promueve acusando públicamente de corruptos a los jueces, magistrados y ministros que dictan sentencias contrarias a los gustos del ejecutivo, sin tomar en cuenta que el Poder Judicial está para defender la Constitución, no para estar sometidos al poder del presidente, por lo que la Suprema Corte resulta ser un factor de equilibrio eficaz y un contrapeso necesario a los otros dos poderes para conseguir la buena marcha del país.
Para darnos cuenta de los dislates que se cometen en México, recordemos que han invertido aquí sus capitales empresas extranjeras que se dedican a generar electricidad a un precio mucho más bajo que el que ofrece la CFE, porque son más eficientes al tener menos empleados y además cuentan con mejor tecnología. Dichas empresas celebraron contratos en base a las Leyes vigentes de la época en que se firmaron. Ahora que nuestros legisladores ya cambiaron las leyes, están dejando a esos inversionistas colgados de la brocha, lo que les generará pérdidas cuantiosas que tratarán de recuperar vía demandas ante tribunales internacionales. Los juicios posiblemente los perderá el gobierno mexicano, porque las nuevas leyes no pueden aplicarse en forma retroactiva y nosotros los ciudadanos acabaremos como siempre pagando los platos rotos que costarán los juicios, sanciones por incumplimiento y las indemnizaciones.
Otro tema bastante delicado es el ofrecimiento electorero de pagar pensiones al 100% de su último sueldo a los trabajadores que se jubilen. Esto generará votos a favor de MORENA y de los partidos que respalden dicha iniciativa, pero le implicará a México gastar cientos de miles de millones de pesos más al año. No hay de dónde sacar tal cantidad de dinero, a menos que se suban exageradamente los impuestos y ni aún así alcanzarían los recursos para pagar lo que esta ocurrencia costará, por lo que deberá el Gobierno Mexicano recurrir a más préstamos. Con esto, la inflación se disparará y una macro-devaluación acabará por hundir a nuestro peso.
Ningún país del mundo pensiona a los jubilados con el 100% de su salario, simplemente porque no hay dinero suficiente para cubrir tales gastos.
Ojalá y estas ocurrencias no se aprueben y que los llamados partidos de oposición hagan correctamente su tarea rechazando las iniciativas que sean dañinas para el país. Si por conseguir simpatías temporales y desde luego votos, las aprueban, serán corresponsables directos del colapso económico y político de México.
Ojalá y los legisladores que siempre andan de queda bien con los que mandan, entiendan a tiempo la responsabilidad histórica que tienen en sus manos y actúen con sensatez.
“Tengamos Patria antes que partido”, dijo en el siglo XIX Don Miguel Negrete, cuyo nombre lleva una de las calles de Veracruz.
¿No les parece a Ustedes?.
Muchas gracias y buen fin de semana.
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