Usando todo tipo de maromas y acrobacias jurídicas, así como dándole una interpretación sesgada a la Ley Electoral, la coalición de partidos denominada Juntos Haremos Historia, cuyos candidatos a legisladores obtuvieron en las urnas un 54% de los votos, se ha quedado escandalosamente con el 75% de los escaños, gracias a la ayuda del INE y del TRIFE, organismos que fueron oportunamente infiltrados por simpatizantes de MORENA, alcanzando así tramposamente mayoría calificada en la Cámara Baja, lo que les permitirá cambiar la Constitución a su gusto y además sin moverle una sola coma a todas las iniciativas que les mande el Ejecutivo. También eliminará de tajo la representación proporcional de las minorías, porque habiendo obtenido éstas un 46% de los votos, solamente les tocarán un 25% de las curules. Esto le permitirá a la coalición citada desaparecer de un plumazo los órganos autónomos que tanto trabajo le costó construir a la ciudadanía y de paso aniquilar al Poder Judicial, que hasta ahora era el único dique que contenía los dislates presidenciales basados en ocurrencias que simple y llanamente violaban la Constitución.
Tiempos críticos vive la república al lograr controlar el Poder Ejecutivo al Legislativo a través de su partido y prácticamente arrasar con motosierra al Poder Judicial, lo cual aniquilará los equilibrios institucionales que deben existir en cualquier nación que se precie de demócrata.
La idea de elegir a los jueces mediante el voto popular o incluso a través de una tómbola se vislumbra como un acto populista que no mejorará la impartición de justicia, porque llevará a cargos de altísima responsabilidad a quienes no tengan los conocimientos necesarios y suficientes para impartir justicia de manera pronta y expedita, con total apego a la Ley.
La explicación oficial de que eligiendo a los jueces, magistrados y ministros mediante el voto popular mejorará la impartición de justicia y erradicará la corrupción, constituye una verdadera falacia. Los alcaldes, legisladores, gobernadores y presidentes de la república son electos mediante el voto popular y sin embargo abundan los casos de corrupción, nepotismo, abuso de poder y enriquecimiento ilícito que por el contubernio existente jamás son castigados.
La idea de que sean electos como jueces los abogados recién salidos de las escuelas de derecho o con una mínima experiencia laboral, constituye un grave riesgo de que la impartición de justicia sufra un severo retroceso debido a la improvisación. Lo mismo pasará si se seleccionan mediante una tómbola. ¡Vaya manera de degradar la carrera judicial!.
Por cierto, los generales, almirantes, capitanes de barco y de los enormes aviones que surcan los cielos no son electos por el voto ciudadano, sino que son seleccionados en base a su alto grado de preparación, dedicación, formalidad, responsabilidad, amplia capacidad, criterio y vasta experiencia. Lo mismo sucede con los cirujanos y debe seguir siendo la forma adecuada de nombrar a los juzgadores.
En esos cargos no hay lugar para los improvisados, porque la comunidad sufrirá las consecuencias.
Si realmente quieren mejorar la impartición de justicia, que se sancionen severamente los casos de corrupción, nepotismo e influyentismo; males que también abundan en los otros dos poderes. Caso curioso, la señora Taddei, consejera-presidente del INE tiene a 8 o 10 parientes en altos cargos del gobierno federal y estatal. Los Batres Guadarrama, los Concheiro, los Alcalde, los Monreal y otros altos jerarcas de la 4ª Transformación, no se quedan atrás. Se olvidaron que el buen juez por su casa empieza.
Nadie objeta que los tres poderes sean saneados, pero una cosa es que los mejoren y otra muy distinta que se obstinen en demoler al único poder que sirve de contrapeso.
La mejora en la impartición de justicia debe empezar desde las fiscalías apoyándolas con más recursos, mejores sueldos y capacitación permanente. Hay veces que éstas carecen de algo tan elemental como papel y toner para impresoras, combustible para los vehículos, así como mobiliario y espacios de trabajo dignos.
La posibilidad de que una coalición de partidos radicales que promueven ideologías caducas y fracasadas, que solo han provocado pobreza en los regímenes dictatoriales donde las han impuesto por la fuerza, ha generado tanto revuelo a nivel nacional e internacional, que los gobiernos de Estados Unidos y Canadá han externado ya su preocupación por temer que surja un gobierno sin contrapesos que aniquile el estado de derecho y ponga en riesgo las inversiones. Tengamos en cuenta que sin inversión no hay empleo y el empleo bien pagado es el mejor programa social inventado a la fecha.
Recordemos que cada vez que algún gobernante o alto funcionario propone cosas descabelladas; baja la bolsa de valores, sube el dólar y se ahuyentan las inversiones. Esas propuestas son nocivas para el país.
Lo mismo resulta el pelearse con nuestro principal cliente, quien por cierto nos compra el 80% de todo lo que exportamos, constituyendo un acto temerario que puede causarle un grave daño a México.
Si tan solo una semana nos cerrara la frontera colindante la nación más poderosa de la tierra, se colapsaría nuestra débil economía, cuyo crecimiento ha sido el más bajo de los últimos 40 años, a pesar de tanta felicidad y tanto bienestar anunciados.
Ojalá y quienes mandan en el país se preocupen realmente por el mejoramiento integral de México, en lugar de dividirnos más y de pelearse con los clientes, para continuar coqueteando con los dictadores que hacen y deshacen en Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Invitamos respetuosamente a las autoridades que ya concluyen su mandato a que se serenen y dejen de causarle más daño al país. Demoler lo ya está hecho es muy fácil. Reconstruir lo dañado nos llevará décadas.
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen inicio de semana
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