Ahora que está de moda, que se le recrimine a las autoridades jurisdiccionales las resoluciones que emiten ajustadas a derecho, fundadas y motivadas, o por sentencia de cumplimiento obligatorio de una autoridad de mayor jerarquía, con airadas actitudes en forma retadora y beligerante, me place comentar las líneas que a continuación escribo.
Hemos sido testigos de, la evidente embestida que han sufrido tanto ministros de la corte a nivel nacional, magistrados a niveles locales, jueces de orden federal y común, por la simple y llana razón de actuar en uso de las facultades que les otorga la misma norma, es decir cada ley orgánica de cada órgano independiente y autónomo, enmarca las atribuciones de la cual se le embiste a estos poderes y órganos, los reglamentos de cada ley, denominan las funciones, luego entonces cada persona, está dentro de sus cabales jurídicos para hacer o dejar de hacer siempre dentro de su marco normativo, en consideración a la embestidura de la cual fue envestido.
Hoy me atrevo a decir que, la corte solo analiza la constitucionalidad de los actos de gobernados y gobernantes, los tribunales de los estados, solo dan seguimiento a una investigación iniciada por órganos administrativos como lo son las fiscalías y quienes dependen de estas últimas, policías, peritos y demás circunstancias, en ello estriba el margen de error, se preguntarán cuál margen de error, el error humano, por desconocimiento de las tareas jurídicas encomendadas o por el error doloso de hacer o no hacer el trabajo en el sentido del desempeño impecable de sus funciones.
Por eso es imperante que exista en todos los niveles de gobierno en materia de seguridad, administración y procuración de justicia, personal con la capacidad intelectual necesaria y suficiente para poder ocupar cargos importantes, que sean elegidos por su capacidad y aprovechamiento, pero esto debe permear en todos los ámbitos, desde las fuentes formales de las normas hasta de quienes las aplican y las ejecutan.
Necesitamos unas policías con mayor índice de conocimiento y preparación tanto cultural como de especialización, la inversión millonaria que se ha derrochado en la capacitación del sistema de justicia actual en nuestro país tal parece, fue derramada en un bote de basura sin fondo, esto en tendencia de la mala integración de las carpetas de investigación y en consecuencia un resultado para la victima u ofendido en sentido negativo.
Dejemos estas palabras para reflexión y ojalá se mejore la percepción ciudadana, ahora que nos encontramos próximos a una contienda electoral, los abanderados sean del partido en el poder o de la oposición, tomarán como bandera de campaña estos vicisitudes y quien se posesione y logre convencer la correcta y pulcra aplicación de seguridad y justicia, será quien triunfe.
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