La historia política de los líderes de los partidos es para un análisis muy a fondo de psiquiatras y psicólogos sobre la compleja tarea de ser los principales en tomar las decisiones de las candidaturas que se van iniciar, debe de ser frustrante cuando ellos mismos quisieran ser los nominados especialmente en los casos de las presidenciales.
Lo que daría Alejandro Moreno, Marko Cortés y Dante Delgado por ser ellos mismos los candidatos, posiblemente el del PAN sabe que está fuera de la contienda y que ni siquiera sería tomado en cuenta, al igual con el triste pasado del campechano de ‘Alito’ Moreno del PRI, a pesar de que se siente presidenciable y para el veracruzano Delgado Rannauro sabe que no ganaría ese tipo de elevado nivel de elecciones.
En resumen, son políticos frustrados, que se sienten indispensables, nunca van a reconocer que son fracasados y por su manera de comportarse es de personas amargadas que usan adjetivos ofensivos y que no dejan a un lado la prepotencia que les otorga un cargo temporal que nunca han pensado en dejar, que ya no son sus tiempos, para ellos no existe el concepto del retiro o de una jubilación.
De lo que son capaces para permanecer y seguir figurando en los medios de comunicación, considerando sus simples declaraciones como noticias de primera plana.
Son adictos enfermizos al poder que nunca van a cambiar.
La alcaldesa del PAN del puerto de Veracruz Patricia Lobeira de Yunes, según un círculo muy cercano a ella aseguran que no se siente a gusto con la función que se desarrolla en dicho municipio, no es de su interés particular, que es algo muy personal, la labor de ser munícipe no es de su agrado y que se le hace muy largo el período de cuatro años de una actividad que no es acorde a su manera de ser.
La política que se desarrolla en la entidad es considerada como una tarea superficial para una persona con mayores aspiraciones en el servicio público o privado, más acorde con su preparación académica. Eso ya se refleja en la decisión de las empresas inmobiliarias por preferir al municipio de Boca del Río de Juan Manuel Unánue para las torres que se planeaban erigir en el puerto jarocho.
Se olvidan los militantes del PRI en el estado de Veracruz que hace tiempo dejaron de ser la primera fuerza política y que apuradamente ocupan un disputado tercer lugar muy alejados del Partido de Acción Nacional y aún más lejos de Morena que tiene más que asegurada la gubernatura en los comicios federales.
Durante más de setenta años el partido tricolor contaba con toda la fuerza de su numerosa militancia para arrasar en cualquier proceso electoral. Ser candidato del PRI era una garantía que ganaría cualquier posición gubernamental.
Para los últimos visitantes que buscan la presidencia de la República como Beatriz Paredes o Alejandro Murat, no pierden la remota ilusión que tienen de alguna posibilidad para ese cargo de alcanzar la primera magistratura.
El cambio político de la gran mayoría del común de la gente mexicana es irreversible, el contar con el apoyo económico de los programas sociales y en la forma repetitiva que se reitera cada mañana que es el pueblo el que gobierna y reparte los recursos públicos que antes era el espléndido botín que sólo lo compartían con un pequeño círculo elitista y cerrado de un priismo corrupto.
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