Ahí tienes, compadrito, los resultados de la elección del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM): con un 82% de los votos, Ricardo Aldana se reeligió para el periodo 2025-2030.
¡Ahí nomás, el hombre ni suda ni se despeina! No hubo sorpresa alguna. Las aguas se habían alborotado un poco, claro, pero todos sabían que Aldana no iba a soltar la silla. ¿Quién se iba a atrever, si el hombre tiene más colmillo que un tiburón de Alvarado?
Que si Ricardo Aldana es el Putin de los petroleros, el El-Sisi de Egipto o el Kim Jong-un de Corea del Norte, eso dicen por ahí. ¡Ah, pa' comparaciones! Putin, con su elegante 87.97% en la última elección, seguro se reiría al ver que Aldana "sólo" alcanzó un 82%, aunque en estos lares eso ya es todo un "triunfo arrollador."
Y qué decir de El-Sisi, el gran faraón de Egipto, quien ganó una de sus elecciones con el 97%. Pero, ¡espérense! ¿Y Kim Jong-un? Ese sí que juega en otra liga, con un 100% de los votos y ni un susurro de oposición en los últimos comicios.
Tal parece que en las filas del STPRM las fórmulas del pasado siguen siendo garantía para perpetuar el poder.
El hombre salió campante diciendo: "tuvimos un triunfo arrollador." Y cómo no, si más 57 mil trabajadores sindicalizados se encargaron de darle su bendición, dejando atrás a su única contrincante, la tabasqueña María Cristina Alonso García, con una escueta cifra de más 12 mil,.
¿Competencia? Pues ahí estuvo, pero con la misma oportunidad que una tortuga contra un tren.
María Cristina sigue intentando abrirse paso, pero el respaldo que le dieron los de la 4T parece quedarse en puro discurso. A estas alturas, es difícil decir si se trata de una democracia sindical o de un cacicazgo renovado y bien aceitadito.
Y si alguien anda despistado, no hay que olvidar que Aldana no llegó solo al sindicato. Desde hace años, fue el protegido del mismísimo Carlos Romero Deschamps, un nombre que provocaba más escalofríos entre los petroleros que un "norte" en enero.
Deschamps, ese líder sindical que duró décadas y dejó su legado bajo la sombra de denuncias por enriquecimiento ilícito. Aunque ya esté descansando en paz ¿en paz?, su influencia vive y se siente, porque Aldana no es más que el discípulo que aprendió bien la lección de cómo manejar las cosas "a la antigüita".
Bueno, hay de todo. Los mismos que ahora piden democracia y transparencia fueron, en otro tiempo, los que aplaudían en los mítines de sus líderes sindicales, echándose su refresco y botana mientras ondeaban las banderas del STPRM. No vengan ahora con que no sabían.
A muchos de esos trabajadores los acomodaron en plazas gracias a sus buenos billetitos de "voluntad", que no eran cualquier cosa.
Hoy se les ve marchando, con su camiseta de la 4T bien puesta, gritando por transparencia. ¡Ay, compadre, lo que hoy te molesta es justo lo que aplaudiste en el pasado! Que si ahora el sindicato se ha convertido en juez y parte de la elección, que si los trabajadores están cansados de pagar cuotas sin recibir utilidades, todo eso se sabía desde tiempos inmemoriales, pero nadie quería decir nada. Mientras las plazas siguieran aseguradas, el problema era de "otros."
Y es que, ¿quién les cree? Muchos de estos trabajadores, que ahora se visten de santos, antes se empinaban el café con Aldana y compañía, asegurándose de que sus familiares tuvieran una plaza "heredada," como si fuera título nobiliario.
Claro, la cosa era que a los líderes sindicales no les molestara, y todo iba viento en popa. Ahora resulta que todos son transparentes y no saben nada de los "manejes" del sindicato. Como dice la gente: "cuando el río suena es porque agua lleva," y aquí el río ha sonado por décadas, con puro guateque sindical, mientras todos se llevaban su tajada.
Quienes hoy critican al líder sindical en sus tiempos fueron sus más fervientes seguidores, y no se les vio protestar cuando las prebendas estaban garantizadas.
Los que ahora critican la falta de utilidades son los mismos que disfrutaban del contrato colectivo sin chistar, y ahora que el pozo parece secarse, ¡ah, qué sorpresa!, ahora sí quieren democracia.
Al final, Aldana sigue en la silla, y todos vuelven a sus lugares, con la misma rutina de siempre. Se quejan en la cafetería, pero a la hora de las votaciones, pareciera que la memoria les falla.
Aquí no hubo sorpresa, y difícilmente la habrá. Si esperaban ver un cambio, habrá decepción pero Aldana es el "Putin" que los petroleros merecen.
Total, que cada gremio tiene el líder que se labra. Así que, compadritos, si algún día las cosas cambian, será porque se atrevieron a enfrentarse al sistema.
Hasta entonces, sigan disfrutando de su "democracia sindical" y, como dicen en mi tierra, "a llorar al río."
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