Respuestas para el comercio

La denuncia de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) delegación Veracruz sobre el aumento en robos a comercios del centro histórico de la ciudad no puede ser tomada a la ligera. Se trata de una advertencia seria pues la inseguridad se está instalando en el corazón de la ciudad porteña.

Eric Suárez Márquez, secretario del organismo empresarial, ha sido claro y contundente: a partir de las 7:00 de la noche, el centro se convierte en "tierra de nadie", con escasa o nula presencia policial. Las calles de mayor tránsito comercial como Rayón, Independencia y 5 de mayo, han sido escenario de actos vandálicos, robos a tiendas y daños a la propiedad privada. Ya no se trata de percepciones, sino de hechos concretos que afectan directamente a empresarios, trabajadores y consumidores.

Las autoridades de seguridad deben atender de inmediato esta situación antes de que el deterioro sea más profundo.

Luz robada

El robo de energía eléctrica en fraccionamientos, como la instalación de "diablitos", es un delito que puede acarrear multas y hasta penas de prisión.

En Veracruz se ha detectado que el 6 por ciento de la energía eléctrica total que se genera es utilizada de forma ilícita, es decir, mediante tomas ilegales.

Anualmente las pérdidas de energía en la red de distribución de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ascienden a poco más de 50 mil 695 millones de pesos.

Las pérdidas pueden ser por la electricidad entregada, pero no pagada por los usuarios, por lo que se convierten en pérdidas directas.

Hay cuatro conceptos involucrados: por robo, por fraude, por electricidad no contabilizada y por problemas de gestión de la administración federal.

Las anomalías se han identificado principalmente en servicios de uso doméstico y comercial, suministrados en baja y media tensión.

Además de la violación de los sellos de seguridad externos e internos instalados en los medidores para alterarlos y manipularlos, el puenteo con cables directamente a la toma de energía, evitando así el registro.

También en la región se han localizado "diablitos" en propiedades que no cuentan con contrato ni medidores, que tenían incluso años sin pagar por la energía eléctrica disfrutada.

Los defraudadores alteran y manipulan los componentes y circuitos electrónicos de los medidores eléctricos, ubicados en el interior de los mismos. Estas modificaciones evitan que se registre correctamente el consumo real de energía, generando facturas por un monto menor al real.