Imagínese que una mañana circula en su automóvil y de la nada un par de patrullas le cierran el paso, los policías a bordo descienden rápidamente para rodear su auto, sin recibir ninguna advertencia escucha un disparo, inmediatamente después del sonido de las armas cortando cartucho.
En el siguiente instante, los policías abordan de nuevo las patrullas para seguir su camino, ya que en ese momento alcanzaron a darse cuenta de que se habían equivocado de auto y de personas.
Después de una justificada crisis nerviosa vienen los cuestionamientos ¿Qué hubiera pasado si no se dan cuenta que se habían equivocado? ¿Si hubiera ocurrido de noche y con la avenida vacía, sin testigos? ¿Y si el disparo al aire o al piso, de advertencia, hubiera ido directo hacia usted?
Lo que describo les pasó a dos mujeres la mañana del martes 4 de junio cuando viajaban en un automóvil particular y se incorporaban desde la calle Vasco de Gama a la avenida Lafragua, muy cerca del parque Reino Mágico.
Ambas mujeres fueron auxiliadas primero por otros automovilistas que se percataron de la situación, después por un paramédico de la Cruz Roja que arribó para dar los primeros auxilios en una crisis de pánico.
Casi 24 horas después, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) se pronunció al respecto, a través de un brevísimo comunicado de prensa que difundió en sus redes sociales y en el que anunciaba una investigación interna.
El abuso policiaco no es cosa nueva en Veracruz. El 19 de enero del 2024, policías municipales de Lerdo de Tejada mataron a Brando de Jesús Arellano Cruz, un joven de 27 años que tenía dos hijos y que era hijo de una familia de maestros respetados entre la comunidad, quienes hasta el día de hoy exigen justicia.
No dejo de pensar que habría ocurrido si a las dos mujeres que confundió a policía estatal de Veracruz hubieran tenido el mismo destino que Brando y tampoco que este tipo de situaciones pueda convertirse en una constante. No porque en este caso no hayan existido víctimas, puede pasarse por alto lo que pasó.
De acuerdo con que exista una investigación interna de los policías involucrados en el hecho, no puede quedar impune y los responsables tienen que responder por lo que hicieron, porque ese tipo de errores pueden costar vidas.
Sin embargo, también es importante reconocer que en el sexenio de Cuitláhuac García Jiménez no hubo un jefe policiaco que pusiera orden en la Secretaría de Seguridad Púbica (SSP). El primero, Hugo Gutiérrez Maldonado, un funcionario con una estela de abuso de autoridad que llegó al estado sin conocer lo que era Veracruz, el segundo, Cuauhtémoc Zúñiga, supeditado al poder político del exsecretario de Gobierno, Eric Cisneros; y de sus subalternos, después.
Lo que se esperaría con la continuidad de la 4T es que el titular de la SSP no repita en el puesto y así parece que será, pero sería una decisión acertada que su sustituto pueda entrar antes para acelerar la transición y que alguien por fin responda por los abusos y la seguridad de los veracruzanos.
X: @VictorToriz
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